La Navidad de los Regalos Robados
Era la víspera de Navidad en el CEIP Robines, y los chicos estaban muy emocionados por la llegada de las fiestas. Sin embargo, algo extraño sucedía. Un misterioso ladrón se había apoderado de todos los regalos que los niños habían traído para su intercambio. La noticia se esparció como un fuego salvaje, y el miedo invadió el colegio.
"¿Quién habrá sido el que robó los regalos?" - se preguntaba Xisco, un niño curioso y valiente, mientras miraba por la ventana sucia del aula.
Mientras tanto, en el patio de la escuela, una figura extraña empezó a asustar a todos los pequeños. Era Pau Ferrer, conocido por todos, pero esa noche tenía un aire un tanto siniestro. Con una gran bolsa a la espalda, corría de un lado a otro, recogiendo regalos de los rincones del colegio.
"¿Pero qué haces, Pau?" - gritaron algunos niños.
"Estoy robando regalos, ¡pero para repartirlos de nuevo!" - respondió Pau, con una sonrisa traviesa y una chispa en los ojos. "No puedo dejar que esos regalos se queden encerrados en casa, ¡es Navidad!"
Mientras Pau se movía como un rayo por el colegio, el cielo se oscurecía y, de repente, un fenómeno insólito ocurrió. Pacman, ese clásico personaje de videojuegos que todos adoraban, apareció en el aire y se transformó en una luna gigante que iluminó el lugar.
"¡Es la luna de Pacman!" - exclamó Xisco, sorprendido. "¡Mira cómo brilla!"
Con sus mágicas luces, la luna llenó el CEIP Robines de colores vivos y cargó el aire con tanto entusiasmo que los niños comenzaron a bailar y cantar, olvidando rápidamente los regalos robados.
"¡Vamos a decorar la escuela!" - gritó Pau. Y así hizo, arrastrando un montón de adornos que caían de su bolsa mientras decoraba las aulas y el patio.
Sin embargo, cuando Pau se detuvo un momento y vio a Xisco, su rostro se iluminó de una forma especial.
"¡Eres mi primo!" - gritó Pau, y se lanzó hacia Xisco llenándolo de abrazos. "No sabía que estabas aquí. ¡Siempre quise hacer un dúo contigo!"
Xisco se sorprendió, pues nunca había imaginado que su primo era el ladrón de los regalos.
"¿Robaste todos los regalos para hacer algo increíble en esta Navidad?" - le preguntó Xisco.
"¡Exactamente! Mi objetivo era traer felicidad, pero creo que me pasé un poco."
Ambos empezaron a reír y, tras un instante, decidieron que lo mejor sería, en lugar de quedárselos, repartir todos esos regalos entre sus compañeros.
"¡Vamos, Pau! ¡Hagamos un dúo en tambores y llevemos alegría a todos!" - propuso Xisco, emocionado con la idea.
Rápidamente, Pau y Xisco juntaron todos los regalos, y se pusieron a tocar tambores con mucha energía y alegría. Los niños del CEIP Robines se unieron al ritmo, bailando y cantando en el patio.
"¡Este es el espíritu de Navidad!" - dijo Pau, sintiéndose feliz, mientras las luces de la luna brillaban sobre ellos.
De esta manera, la escuela se llenó no solo de regalos, sino también de amistad y diversión.
La magia de la Navidad no estaba en los objetos, sino en el amor y la alegría compartida entre todos. La luna de Pacman continuó brillando toda la noche, mientras los niños recibían los regalos con felicidad, y un nuevo dúo de tambores resonaba en el aire.
Así, Pau y Xisco aprendieron que lo más valioso de la Navidad no son los regalos, sino los momentos que compartimos con quienes amamos.
FIN.