La Navidad de los Valores
Una vez, en el pequeño pueblo de Cielo Claro, había un grupo de amigos muy unidos. Sus nombres eran Lulú, el perrito; Roco, el patito; Mili, la ardilla; Tito, el conejo; Nena, la oveja; Gigi, la tortuga; Pipo, el gato; Zuly, la cerdita; y el sabio abuelo Facu. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, todos estaban emocionados por celebrar juntos.
Una mañana brillante, Lulú se acercó a sus amigos en el parque.
"¡Hola, amigos! ¡Se acerca la Navidad y deberíamos hacer una gran fiesta!"
"¡Sí! ¡Eso suena genial!" contestó Roco, sacudiendo su alita.
"Pero, ¿cómo lo haremos?" preguntó Mili, mientras recolectaba nueces.
Tito, siempre lleno de ideas, dijo:
"Podemos hacer una lista de reglas para que todos estemos de acuerdo y disfrutemos la fiesta. Así nadie se sentirá mal.
"¡Eso es!" exclamó Nena, moviendo su lana.
"Las reglas nos ayudarán a respetar el espacio de cada uno y fomentar el amor y la tolerancia."
Así, los amigos empezaron a discutir las reglas.
"Primero, debemos escuchar a los demás durante los juegos", sugirió Gigi.
"Y no olvidar compartir nuestros juguetes", agregó Pipo.
"¡Y debemos invitar a todos los animales del bosque!" dijo Zuly con entusiasmo.
Con cada propuesta, la emoción crecía y, al final, acordaron:
1. Escuchar y respetar las ideas de todos.
2. Compartir los juguetes y la comida.
3. Ser amables y ayudar a quienes lo necesiten.
4. Invitar a todos, sin importar lo diferentes que sean.
Después de hacer la lista, estaban listos para comenzar los preparativos. Pero entonces, Gigi, sintiéndose un poco insegura, preguntó:
"¿Y si algún animal no respeta nuestras reglas? ¿Qué hacemos entonces?"
El abuelo Facu, que había estado escuchando, se acercó y dijo:
"Queridos amigos, a veces otros pueden no entender nuestras reglas. En esos momentos, es importante ser tolerantes y explicarles con amor y respeto. ¡Recuerden que cada uno es diferente!"
Con esa sabiduría, los amigos sintieron que podían superar cualquier obstáculo.
Llegó el día de la fiesta, y todos estaban muy emocionados. A medida que los invitados llegaban, el aire se llenó de risas y cantos. Pero, de repente, un grupo de pájaros llegó volando y se posó en una rama. Miraban curiosos a los animales de la fiesta.
"¿Qué es esto?" preguntó uno de los pájaros.
"Estamos celebrando la Navidad con nuestra fiesta y tenemos reglas para divertirnos." explicó Tito.
"¿Reglas? Eso suena aburrido" dijo otro pájaro.
"No es aburrido. Nos ayuda a respetarnos entre nosotros", comentó Lulú.
Los pájaros comenzaron a reírse:
"No necesitamos reglas, solo queremos jugar!"
"¡Ven, ven! ¡Únanse a nosotros!" dijo Zuly, sonriendo.
Los amigos estaban confundidos, pero recordaron lo que dijo el abuelo Facu.
"Podemos mostrarles cómo es nuestra fiesta", sugirió Mili.
"Sí, y explicarles nuestras reglas con amor", añadió Roco.
Y así, invitaron a los pájaros a unirse. Al enseñarle a los pájaros los juegos y el sentido de compartir, comenzaron a entender.
"¡Esto es divertido y no necesitamos pelear!" exclamó uno de los pájaros.
La fiesta continuó con música, juegos y muchas risas. Todos se sintieron felices, y los pájaros aprendieron sobre respeto y amor. Incluso empezaron a ayudar a preparar la comida.
"Gracias por enseñarnos sus reglas, amigos. ¡Pueden ser divertidas!" dijo un pájaro a Lulú.
Al final del día, todos, incluidos los nuevos amigos, se sentaron juntos.
"Lo que importa es la forma en que nos tratamos, y cómo juntos hacemos de este un día especial" dijo el abuelo Facu, lleno de amor.
Y así, en Cielo Claro, celebraron una Navidad inolvidable, donde los valores de respeto, amor y tolerancia crearon la mejor fiesta de todas.
FIN.