La Navidad de Lucas
Era Nochebuena en el pequeño pueblo de Arcos. Las luces parpadeaban en cada casa, y el aire estaba lleno de risas y aromas a galletas. En una de esas casas, tres niños: Sofía, Tomás y Mateo, estaban emocionados por la llegada de Papá Noel. Pero había un pequeño detalle que anhelaban más que cualquier regalo: un perro. Desde hace tiempo, habían estado pidiendo a sus padres que adoptaran uno, pero aún no tenían respuesta.
Mientras los niños se preparaban para celebrar, Mateo miró por la ventana. '¡Miren!' -exclamó señalando a la calle-. '¿Qué es eso?' Los otros dos niños se acercaron y vieron a un pequeño perro, temblando de frío y con el pelaje sucio, a un costado de la vereda. "Es un perro abandonado", dijo Sofía. "Pobrecito. ¿Qué hacemos?".
La solidaridad de los hermanos brilló en sus ojos. '¡Debemos ayudarlo!' -dijo Tomás-, mientras corría hacia la puerta. Los otros dos lo siguieron con rapidez y, juntos, salieron a la calle.
Cuando los niños se acercaron al perro, éste los miró con miedo pero también con esperanza. Mateo se agachó lentamente, extendiendo su mano. 'No te haremos daño', -le aseguró-. 'Nosotros solo queremos ayudarte'. El perro, que parecía no tener un hogar, finalmente se acercó y permitió que Mateo lo acariciara.
'¿Cómo lo vamos a llamar?' -preguntó Sofía, mientras se agachaba también. 'Podríamos llamarlo Lucas', -sugirió Tomás-, 'porque hoy es la noche más mágica'.
'Lucas, ¿te gustaría ir con nosotros?' -preguntó Sofía, llena de entusiasmo. Lucas movió la cola, como si entendiera que había encontrado amigos.
Los niños decidieron llevarlo a casa. Les dijo a sus padres que habían encontrado a Lucas en la calle. Después de unas conversaciones llenas de ternura y algunos silbidos, sus padres también se mostraron interesados en ayudar. 'Podemos cuidarlo por esta noche y después decidir si podemos adoptarlo', dijo mamá.
Lucas fue recibido con abrazos y un sofá limpio. La noche continuó con risas y juegos. Las familias de todo el barrio celebraban, y los niños, al lado de Lucas, también comenzaron a soñar con un mejor futuro para el pequeño perro.
De repente, al abrir algunos regalos, Sofía encontró un collar y una cama para perros. '¡Miren!' -dijo, con los ojos brillantes-. '¡Es como si Papá Noel supiera que Lucas viene a casa!' Todos rieron, mientras Lucas se acomodaba en su nuevo lugar.
Sin embargo, el destino tenía una sorpresa. Al siguiente día, una familia decidió buscar a su perro perdido, que era el mismo Lucas. Los niños se sintieron tristes pero entendieron que Lucas tenía un hogar. A pesar de que les dolía, sabían que no podían quedárselo si ya tenía una familia.
Finalmente, la familia de Lucas llegó y, aunque los niños querían llorar, con decisión le dijeron que debía regresar a su hogar. 'Lucas, siempre serás parte de nuestra Navidad', -dijo Mateo emocionado-. 'Prometemos venir a visitarte'.
Mientras la familia se despedía, la mamá de Lucas se agachó y sonrió. 'Me niego a separarnos de los que nos han ayudado. ¿Qué les parece si hacemos una pequeña fiesta el próximo fin de semana? Así podrán conocernos mejor y seguir compartiendo con Lucas'.
Los niños se miraron emocionados y asintieron con muchas ganas. '¡Es una gran idea!' -gritó Sofía, mientras abrazaban a Lucas. Esa es la verdadera magia de la Navidad: compartir amor y crear lazos, incluso con los que menos conocemos.
En el fondo, los niños aprendieron que la familia no se mide solo en lazos de sangre, sino en el cariño y en ayudar a los demás, sean perros o personas. En vez de perder a Lucas, ganaron una próxima reunión y un nuevo amigo que les devolvería su amor en cada ladrido feliz.
Esa noche mágica, mientras regresaban a casa, miraron las estrellas y sintieron que la verdadera Navidad estaba en cada corazón.
'Nunca dejen de ayudar a los que lo necesitan, y la magia siempre estará con ustedes', -les dijo su mamá, sonriendo mientras apagaba las luces del árbol. Y así fue como, a partir de esa Navidad, Lucas se convirtió en un miembro más de la familia, visitando y jugando durante cada festividad futurista. Y los niños, ahora, sabían que no solo es importante tener, sino también dar. Así, todos vivieron felices, rodeados de amor y amistad, en el mágico pueblo de Arcos.
FIN.