La Navidad de Martín y Santa Claus



Había una vez un niño de 5 años llamado Martín, que vivía en un pequeño pueblo en Argentina. Martín era un niño muy curioso y travieso, pero también tenía un corazón lleno de bondad y generosidad.

Se acercaba la Navidad y Martín decidió escribirle una carta a Santa Claus. En su carta, Martín no pidió juguetes ni dulces, sino que le expresó a Santa su deseo de ayudar a los demás.

Quería hacer del mundo un lugar mejor y más feliz para todos. Así que con letras torpes pero llenas de sinceridad, escribió:-Querido Santa Claus, Este año no quiero pedirte regalos para mí.

En cambio, quiero pedirte ayuda para poder ayudar a las personas que lo necesitan. Quiero repartir comida a los que tienen hambre, abrigo a los que tienen frío y amor a los que se sienten solos.

¿Puedes ayudarme a hacerlo realidad? Con cariño, MartínSanta Claus recibió la carta de Martín y quedó sorprendido por la nobleza de su corazón tan joven. Decidió visitarlo esa misma noche para cumplir su deseo. Esa noche, mientras Martín dormía profundamente en su cama, escuchó ruidos extraños provenientes del salón.

Se levantó sigilosamente y vio con asombro a Santa Claus cargando bolsas llenas de comida, abrigos y juguetes. -Santa Claus! -exclamó Martín emocionado-. ¿Qué estás haciendo aquí? -Yo vine porque tu carta me llegó al corazón, Martín -respondió Santa con una sonrisa-.

Quiero ayudarte a llevar alegría a quienes más lo necesitan. Juntos salieron esa noche en el trineo mágico de Santa Claus recorriendo el pueblo en silencio repartiendo comida caliente y abrazos cálidos a cada persona que encontraban en las calles frías.

Martín estaba radiante de felicidad al ver las sonrisas y gratitud en el rostro de aquellos que habían recibido su ayuda.

Comprendió entonces que no importa cuántos regalos tengamos debajo del árbol de Navidad, sino cuánto amor podemos compartir con los demás. Al amanecer, cuando regresaron al hogar de Martín, Santa le dijo:-Martín, has demostrado tener un corazón gigante capaz de hacer grandes cosas. Nunca olvides el poder transformador del amor y la solidaridad hacia los demás.

Desde ese día en adelante, Martín se convirtió en un ejemplo para todos en su comunidad. Inspirados por su bondad, muchos niños decidieron seguir sus pasos y juntos lograron hacer del mundo un lugar más justo y solidario.

Y así fue como gracias a la valiente decisión de un niño pequeño llamado Martín, la magia verdadera de la Navidad se hizo presente no solo durante esa época del año sino cada día en los corazones generosos de quienes aprendieron la lección más importante: compartir siempre es mejor que recibir.

FIN.

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