La Navidad de Remolón


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Animalia, un animalón muy especial llamado Remolón. Era el más grande y fuerte de todos los animales, pero también era el más perezoso y gruñón.

Todos en Villa Animalia estaban emocionados porque se acercaba la Navidad. Las calles estaban decoradas con luces brillantes, los árboles estaban adornados con coloridas guirnaldas y había un ambiente de alegría por todas partes. Pero a Remolón no le gustaba nada de eso.

- ¡La Navidad es aburrida! -gruñía Remolón mientras dormitaba bajo la sombra de un árbol-. No entiendo por qué todos están tan emocionados.

Sus amigos animales intentaron convencerlo de que disfrutara de la magia navideña, pero Remolón se negaba rotundamente. Hasta que un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó unos ruidos extraños provenientes del lago cercano. Curioso, Remolón se acercó sigilosamente al lago y vio a una familia de patitos nadando desesperadamente en busca de su mamá.

Parecían asustados y perdidos. Sin pensarlo dos veces, Remolón saltó al agua y nadó rápidamente hacia ellos. Con su fuerza imponente logró llevarlos a salvo hasta la orilla.

Los patitos agradecieron su valiente acción y le dijeron:- ¡Muchas gracias por salvarnos! Eres realmente increíble, Remolón. Remolón sonrió tímidamente y respondió:- Solo hice lo correcto. Me alegra haber podido ayudar. A partir de ese día, los patitos se convirtieron en los mejores amigos de Remolón.

Juntos pasaban horas jugando y explorando el bosque. Los patitos le contaron a Remolón lo emocionante que era la Navidad para ellos, cómo disfrutaban de la compañía de su familia y compartían regalos llenos de amor.

Remolón escuchaba atentamente cada palabra y poco a poco comenzó a darse cuenta de que quizás había estado equivocado sobre la Navidad todo este tiempo. Decidió abrir su corazón e intentar entender por qué era tan especial para todos.

El animalón remolón decidió sorprender a sus amigos con una increíble fiesta navideña. Con la ayuda de los demás animales del pueblo, decoraron el bosque con luces brillantes y guirnaldas coloridas.

Prepararon deliciosos platos típicos navideños y pusieron música festiva para bailar toda la noche. Cuando llegó el momento de revelar la sorpresa, todos los animales se quedaron boquiabiertos al ver el esfuerzo que Remolón había puesto en hacerles pasar un momento inolvidable.

El animalón remolón les dijo:- He aprendido que la Navidad no se trata solo de luces brillantes o regalos materiales, sino sobre compartir momentos especiales con aquellos que amamos. Gracias por enseñarme eso.

Desde ese día, Remolón cambió su actitud hacia la Navidad y se convirtió en uno más entre todos los habitantes felices de Villa Animalia durante las fiestas navideñas. Aprendió a apreciar el amor y la amistad que se respiraba en el aire, y nunca más volvió a ser un animalón remolón.

Y así, Remolón descubrió que la Navidad no solo era una época de regalos, sino también de dar amor y alegría a quienes lo rodeaban.

Desde entonces, cada año esperaba ansioso la llegada de las fiestas para compartir momentos inolvidables con su nueva familia en Villa Animalia. .

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