La Navidad de Scrooge



Era una fría noche de Navidad en una ciudad llena de luces y risas. Sin embargo, en su oscura y fría oficina, un viejo y amargado señor llamado Scrooge se encontraba contando monedas. Para él, la Navidad era solo una molestia.

"¡Bah, humbug!" - exclamaba todos los años cuando alguien le deseaba unas felices fiestas.

A Scrooge no le gustaba compartir, ni regalar, ni mucho menos celebrar. Su esquina estaba llena de dinero, pero su corazón, vacío. La gente lo evitaba, y él estaba feliz con eso.

Esa noche, después de que todos sus empleados se fueron a sus hogares para celebrar, Scrooge se fue a su casa. Mientras se sentaba a cenar, de repente, un fuerte ruido resonó en su dormitorio. La puerta se abrió de golpe y apareció el primer fantasma; era el Fantasma de la Navidad Pasada.

"Vengo a mostrarte lo que has olvidado, Scrooge" - dijo el fantasma con una voz suave.

"¿Olvidado? No tengo tiempo para recuerdos" - replicó Scrooge, pero el fantasma lo tomó de la mano y lo llevó a una escena de su infancia.

Scrooge vio a un niño solitario en una escuela, sentado en un pupitre. Era él mismo. El pequeño miraba por la ventana, deseando estar afuera, jugando con otros niños.

"Mirá, Scrooge, eras feliz aquí, lleno de sueños y amigos. ¿Dónde está ese niño?" - preguntó el fantasma.

Scrooge se sintió inquieto al ver su antiguo yo.

"He crecido, y la vida es dura" - murmuró.

Luego, el fantasma de la Navidad Presente apareció, llevándolo a la casa de su empleado Bob Cratchit, donde una familia alegre preparaba la cena mientras reían y contaban historias. Scrooge vio a la pequeña Tiny Tim, que estaba lejos de estar bien, pero ¡qué feliz era!"¿Por qué son tan alegres si tienen tan poco?" - preguntó Scrooge, sorprendido.

"Porque saben valorar lo que tienen, Scrooge. La familia es lo más importante" - le respondió el fantasma.

De repente, la alegría se tornó tristeza. Tiny Tim no iba a sobrevivir si no conseguían ayuda. Fue entonces que Scrooge sintió un profundo desasosiego. En ese instante, comenzó a comprender el verdadero significado de la Navidad.

Por último, apareció el Fantasma de la Navidad Futura, que mostró a Scrooge su propia tumba, solitaria y olvidada. La gente hablaba de su vida con desdén, deseando que hubiera sido diferente.

"¿Es este mi destino?" - preguntó asustado.

"Solo tú puedes cambiarlo. ¿Qué harás?" - contestó el fantasma en silencio.

Despertó en su cama, aliviado. Era la mañana de Navidad. Scrooge decidió que tenía que actuar de inmediato. Se vistió rápidamente y salió a la calle. Sus ojos se iluminaban como nunca antes.

"¡Feliz Navidad!" - gritó a todos los que pasaban. Compró un enorme pavo para la familia Cratchit y fue a llevarlo personalmente. Al llegar, Bob y su familia no podían creer que el viejo gruñón estuviera allí, sonriendo y deseándoles una feliz Navidad.

"¿Scrooge?" - preguntó Bob, asombrado.

"Así es, Bob. Estoy aquí para ayudarles" - respondió Scrooge emocionado.

La familia no podía creerlo y juntos celebraron la Navidad como nunca antes.

Scrooge transformó su vida: organizó fiestas, ayudó a quien lo necesitaba, y sobre todo, descubrió el verdadero espíritu de la Navidad. La gente del barrio comenzó a quererlo, y su casa se llenó de risas y amor.

"¿Ves, Scrooge?" - dijo Tiny Tim, que ahora se encontraba bien gracias a la ayuda de todos. "¡Dichoso eres por haberte dado otra oportunidad!"

Y así, Scrooge entendió que la Navidad no se trataba sólo de dar regalos, sino de dar amor y alegría a los demás. Su corazón brilla ahora como las luces de Navidad, y siempre recordará lo que le enseñaron los tres fantasmas. Desde entonces, ya no hubo un Scrooge amargado, sino un amigo querido por todos.

"¡Feliz Navidad!" - gritaba Scrooge, y todos a su alrededor le respondían con una sonrisa.

Así, el viejo señor encontró su propósito y su felicidad, porque a veces todo lo que necesitamos es una segunda oportunidad para volver a creer en la magia de la vida.

FIN.

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