La Navidad de Sofía y Valentina
Era una mañana soleada de diciembre, y todo el barrio estaba iluminado con luces de colores. Sofía, una niña de diez años con una sonrisa brillante, estaba muy emocionada porque se acercaba la Navidad. Esa mañana, su mejor amiga Valentina vendría a su casa para festejar juntas.
Sofía corría por la casa, organizando los adornos y pensando en los deliciosos galletas que su mamá había preparado.
"¡Valentina va a amar las galletas de jengibre que hicimos!" - decía Sofía mientras colgaba estrellas doradas en el árbol.
Cuando Valentina llegó, su rostro iluminó el lugar.
"¡Sofía! ¡Qué árbol más hermoso!" - exclamó Valentina, admirando las decoraciones.
"Te gusta? ¡Ayudame a colgar estas bolas rojas!" - respondió Sofía mientras le pasaba algunos adornos.
Las niñas comenzaron a charlar y reír mientras decoraban. Un par de horas después, el árbol estaba perfecto, cubierto de luces y adornos de todos los colores. Sin embargo, el día estaba a punto de dar un giro inesperado.
"¿Te acordás de la competencia de villancicos a la que nos inscribimos? ¡Es hoy por la tarde!" - recordó Valentina.
Sofía se detuvo en seco, sus ojos se abrieron como platos.
"¡Ay no! Se me había olvidado por completo." - dijo Sofía preocupada.
"No te preocupes, todavía tenemos tiempo. Podríamos practicar un poco más aquí, ¡y después ir al concurso!" - sugirió Valentina con optimismo.
Las niñas decidieron que practicarían su canción favorita, un villancico que habían aprendido en la escuela. Se acomodaron en la sala, y comenzaron a cantar. Pero pronto, Sofía se sintió frustrada.
"No me gusta cómo suena mi voz. No creo que vayamos a ganar..." - se desanimó Sofía.
Valentina, viendo la tristeza de su amiga, se acercó y le dijo:
"Sofía, no importa si ganamos o no. Lo más importante es que estamos haciendo esto juntas. ¡Vamos a divertirnos!"
Las palabras de Valentina hicieron que Sofía sonriera nuevamente.
"Tenés razón, Valen.¡Cantemos juntas!" - exclamó Sofía llena de energía.
Pasaron la mañana practicando y divirtiéndose, olvidando sus preocupaciones. Cuando llegó la tarde, se pusieron sus mejores abrigos y se encaminaron al centro del barrio, donde se celebraría la competencia. El ambiente estaba lleno de alegría: familias, amigos y risas por todas partes.
"¡Mirá cuánta gente hay!" - dijo Valentina mientras su mirada se iluminaba con las luces del escenario.
Finalmente, llegó su turno y las niñas subieron al escenario. Sus corazones latían rápidamente, pero se miraron y, como si fueran una sola, comenzaron a cantar. Aunque se equivocaron en algunas palabras, no dejaron de sonreír y disfrutar. El público, conmovido, aplaudió y las animó a seguir.
Al terminar, las niñas se miraron emocionadas.
"¡Lo hicimos!" - gritó Sofía.
"¡Sí! ¡No importa si ganamos, lo disfrutamos!" - dijo Valentina, aunque su voz seguía temblando por la adrenalina.
Al final, no ganaron el primer premio, pero el jurado decidió otorgarles un premio especial por su alegría y energía. Durante la ceremonia de premiación, el jurado les dijo:
"A veces lo más importante no es ganar, sino disfrutar de lo que amamos y compartirlo con quienes queremos. ¡Felicidades!"
Las niñas se abrazaron felices. Al final del día, mientras regresaban a casa, Sofía sintió que había aprendido una lección invaluable.
"Gracias por recordarme que el verdadero espíritu de la Navidad es disfrutar y compartir momentos con amigos." - le dijo Sofía a Valentina, mientras miraban las estrellas brillando en el cielo.
"Y siempre vamos a estar juntas para celebrarlo!" - respondió Valentina mirando a su amiga con una dulce sonrisa.
Desde ese día, cada Navidad significó para Sofía y Valentina no solo más luces y adornos, sino también la alegría de cantar, reír y compartir momentos únicas juntas.
FIN.