La Navidad en cualquier momento


Amalia era una niña muy especial. Tenía 7 años y le encantaba la Navidad. Desde que comenzaba diciembre, Amalia no podía contener su emoción.

Ayudaba a sus padres a decorar el árbol de Navidad y colgaba luces brillantes por toda la casa. Un día, mientras Amalia estaba en el colegio, su mamá recibió una llamada importante del trabajo.

Debido a un proyecto urgente, tendrían que viajar justo antes de Nochebuena y pasar las fiestas fuera de casa. Cuando Amalia llegó a casa ese día, encontró a sus padres preocupados en el living.

Su mamá le explicó lo que había ocurrido y aunque estaba triste por no poder celebrar la Navidad en casa, entendió que su mamá tenía un trabajo importante. "Amalia, sabemos lo mucho que te gusta la Navidad y no queríamos arruinar tu alegría", dijo su papá con voz apenada.

"Pero ¿qué haremos sin ustedes esta Navidad?" preguntó Amalia con los ojos llenos de lágrimas. Sus padres se miraron pensativos hasta que su papá tuvo una idea brillante. "¿Y si celebramos la Navidad temprano? Podemos hacerlo este fin de semana", propuso entusiasmado. Amalia se iluminó al instante.

La idea sonaba fantástica para ella. Así fue como todos juntos decidieron preparar una navidad adelantada llena de sorpresas. Comenzaron haciendo galletitas navideñas en forma de estrellas y adornos hechos con papel y purpurina para decorar toda la casa.

También escribieron sus cartas a Papá Noel y las dejaron en el árbol de Navidad. El día de la "Navidad adelantada" llegó, y Amalia se despertó temprano.

Se vistió con su pijama navideño y corrió hacia el living para ver los regalos debajo del árbol. "¡Papá Noel ha venido!" exclamó Amalia emocionada. Amalia abrió sus regalos con alegría mientras sus padres sonreían al verla tan feliz. Después del desayuno, disfrutaron de un delicioso almuerzo navideño juntos.

Cantaron villancicos y bailaron al ritmo de la música festiva que sonaba en la radio. La tarde pasó volando entre risas y juegos. Pero cuando llegó la hora de irse a dormir, Amalia se sintió un poco triste otra vez.

"¿Qué pasa, mi amor?" preguntó su mamá preocupada. "Extrañaré mucho celebrar la Navidad en casa", respondió Amalia con una pequeña lágrima resbalando por su mejilla. Sus padres intercambiaron miradas cómplices antes de darle una sorpresa final a Amalia.

Sacaron dos boletos para un espectáculo mágico llamado "El País de las Maravillas Navideñas". Al día siguiente, fueron a ese lugar maravilloso donde todo estaba decorado con luces brillantes y había castillos hechos completamente de dulces.

Había duendes que reían sin parar y muñecos animados que bailaban al compás de melodías encantadoras. Amalia estaba asombrada ante tanta belleza e ilusión.

Sus padres la abrazaron y le dijeron:"Amalia, aunque no estemos en casa esta Navidad, lo más importante es estar juntos y compartir momentos especiales. El espíritu de la Navidad vive en nosotros, sin importar donde estemos. "Amalia sonrió y comprendió que la Navidad no se trataba solo de regalos o decoraciones, sino de amor, alegría y compañía.

Esa noche, cuando Amalia se acostó en su cama con el corazón lleno de felicidad, supo que había tenido una Navidad inolvidable.

Aprendió a valorar cada momento especial con su familia y a entender que el verdadero espíritu navideño está dentro de cada uno de nosotros. Y así fue como Amalia descubrió que la magia de la Navidad puede vivir en cualquier lugar donde haya amor y felicidad.

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