La Navidad Mágica de Carlos, Celia y Gonzalo



Era un cálido diciembre en Buenos Aires y la emoción por la Navidad llenaba el aire. Carlos, un niño de 5 años, no podía contener su alegría. "¡Celia, Gonzalo! ¡Ya viene la Navidad!"- exclamó mientras corría por el jardín de su abuela, donde pasaba las vacaciones. Celia, su prima de 6 años, se unió al juego. "¿Te imaginas cómo será el árbol este año?"- le preguntó, con los ojos brillando de entusiasmo. "Sí, sí, ¡va a estar lleno de luces!"- respondió Gonzalo, que apenas tenía 3 años, pero ya era parte de la magia navideña.

Días después, la abuela de los niños comenzó los preparativos. Había copos de nieve de papel, guirnaldas y una gran caja con adornos coloridos. "¡Vamos a decorar!"- dijo la abuela con una sonrisa. Carlos, Celia y Gonzalo corrieron a ayudar.

"Yo quiero poner la estrella en la cima del árbol!"- gritó Carlos, estirando los brazos como si tuviera alas. "¡Vamos a hacer una cadena de papel!"- propuso Celia mientras cortaba tiras de colores. Gonzalo, un poco más pequeño, se dedicaba a recoger los adornos del suelo.

Cuando finalmente terminaron de adornar el árbol, parecía sacado de un cuento. Las luces brillaban, los adornos relucían y la estrella en la cima parecía tocar el cielo. "¡Es perfecto!"- dijo Carlos, satisfecho. La abuela sonrió y les dijo: "Esta Navidad será especial, porque no solo decoramos, también creamos momentos juntos."-

Pero una noche, mientras estaban viendo una película de Navidad, Carlos notó algo raro en el patio. Había una pequeña sombra moviéndose entre los arbustos. "¿Vieron eso?"- preguntó intrigado. "¿Qué es?"- Celia asomó la cabeza por la ventana. "No lo sé, ¡vamos a ver!"- dijo Gonzalo, arrastrándose detrás de ellos.

Cuando salieron al patio, encontraron una pequeña caja envuelta en papel brillante. "¡Miren!"- dijo Carlos entusiasmado. Al abrirla, descubrieron un mapa. "¿Un tesoro?"- preguntó Celia con los ojos bien abiertos. "Parece que sí!"- respondió Carlos. Decidieron seguir el mapa juntos, aventureros en busca de un tesoro navideño.

Las pistas los llevaron a diferentes lugares del jardín: debajo de un árbol, junto a la fuente y hasta dentro de la casita de juguetes. En cada lugar que encontraban una pista, podían ver pequeños regalos: galletitas, caramelos y un par de juguetes. "¡Esto es más divertido que solo esperar los regalos!"- dijo Carlos mientras correteaban.

Finalmente, el mapa los llevó de regreso a la puerta de la casa. Cuando llegaron, notaron que una de las pistas había sido un dibujo de ellos mismos, sonriendo juntos. "Quizás el verdadero tesoro es pasar tiempo juntos, ¿no?"- sugirió Celia. "Sí, y también las galletitas!"- añadió Gonzalo emocionado.

Cuando llegó la noche de Navidad, Carlos, Celia y Gonzalo estaban sentados junto al árbol, recordando su aventura. "Este año fue el mejor de todos, porque no solo decoramos, sino que vivimos una gran aventura juntos"- dijo Carlos, y sus primos asintieron con alegría.

Al final de la velada, la abuela les dijo: "La Navidad es más que solo regalos y adornos, es sobre el amor, la amistad y el tiempo que compartimos. Cada momento que crean juntos es un regalo que atesorarán por siempre."- Y así, Carlos, Celia y Gonzalo se fueron a dormir, soñando con más aventuras y fiestas que vendrían. La Navidad se había convertido para ellos en algo mágico, lleno de risas, amistad y recuerdos compartidos, un verdadero tesoro.

FIN.

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