La Navidad mágica de Carlos y sus primos
Era una soleada mañana de diciembre, Carlos, un niño de 5 años, saltaba de alegría en la sala de su casa. Ya se sentía el aire festivo de la Navidad, y Carlos no podía esperar más para compartir esos momentos mágicos con sus primos, Celia y Gonzalo.
Un día, decidió que esta Navidad iba a ser especial. Se le ocurrió que podrían hacer algo increíble juntos. Así que, un sábado por la mañana, los tres primos se reunieron en la casa de Carlos.
"¡Celia! ¡Gonzalo! ¿Qué les parece si hacemos un gran regalo para nuestra familia esta Navidad?" propuso Carlos.
"¿Y cómo piensas hacerlo?" preguntó Celia, con su curiosidad habitual.
"Podemos hacer una obra de teatro. Un cuento navideño que hagamos nosotros mismos y lo presentemos en la noche de Navidad. ¡A todos les va a encantar!".
Gonzalo se emocionó con la idea. "¡Sí! Será como ser actores famosos por un día. Yo quiero ser el protagonista del cuento."
"Sí, pero ¿qué cuento vamos a representar?" preguntó Celia, pensando.
Después de un rato de charlas, decidieron que harían una historia original sobre un niño que ayudaba a Papá Noel a encontrar su trineo perdido.
Así comenzaron los ensayos. Cada uno tenía un rol especial: Carlos sería el narrador, Celia se convertiría en un elfo travieso y Gonzalo sería el niño héroe. Con papeles improvisados, sacos de tela, y algunas manualidades, pasaron horas riendo y creando un decorado que nadie habría imaginado.
Un día, por accidente, el perro de Gonzalo, Rocco, se metió en la sala mientras ensayaban. Los primos, sorprendidos, vieron cómo Rocco derribaba algunas decoraciones y salía corriendo.
"¡Rocco, no!" gritaron todos de una sola voz, riendo tras la travesura del perro.
Cuando el perro regresó, decidiendo unirse al grupo, Carlos tuvo otra idea brillante. "¡Rocco puede ser el reno de Papá Noel!". Así, Rocco se convirtió en parte de su obra.
Los días pasaban volando mientras preparaban vestuarios, ensayaban las escenas y hacían carteles coloridos. Un día, Celia, cansada, se quejó:
"No sé si vamos a lograrlo a tiempo. Siempre estamos jugando y nunca podemos ensayar bien!".
Carlos, con su mirada soñadora, le respondió: "Pero eso es parte de la magia. A veces es más divertido jugar que tener todo perfecto. A nuestros padres les encantará vernos disfrutar."
Celia sonrió. "Tienes razón, Carlos. Vamos a divertimos aquí y ahora."
Finalmente, llegó la mágica noche de Navidad. La casa estaba llena de luces y decoraciones. La familia de Carlos, al llegar, se sentó expectante en la sala, sin saber lo que los niñitos habían preparado.
Carlos tomó un profundo respiro y dijo: "¡Bienvenidos a nuestra obra de teatro!".
Con las luces atenuadas, comenzaron su presentación. Gonzalo, con su gran personalidad, lideraba todos los diálogos. Celia, como el elfo, se movía con alegría, mientras Rocco hacía travesuras en el escenario. La historia se llenaba de risas y aplausos.
Sin embargo, cuando estaban en el clímax del cuento, se dieron cuenta de que habían olvidado una parte importante del guion. En vez de asustarse, Carlos improvisó:
"Y entonces, nuestro pequeño héroe usó su ingenio para... ¡hacer que el trineo volara!".
Todos los presentes comenzaron a reír y aplaudir, disfrutando de la creatividad de los niños. La magia de la Navidad se llenó de sonrisas, y al final, los dos elfos llevaron a cabo una baile divertido junto al trineo mientras Rocco ladraba con alegría.
Cuando terminaron, la family estaba tan contenta. "¡Chicos, fue increíble!" dijo la abuela, con lágrimas de emoción. y todos los demás aplaudieron fuertemente, gritando .
"¡Queremos más!".
Los primos se abrazaron y supieron que esa Navidad era única, no solo por el teatro, sino por todo lo que habían compartido juntos como familia.
Esa noche, mientras se divertían comiendo turrones y abriendo regalos, Carlos entendió que lo más importante era estar junto a sus seres queridos y disfrutar de los momentos que se creaban juntos. Así, en la magia de la Navidad, la amistad y la creatividad brillaron más que nunca.
Los primos se prometieron que cada año tendrían su Navidad mágica, llena de teatro y risas. Y así, en el corazón de Carlos, que ya esperaba la próxima Navidad, la verdadera magia de las fiestas se convirtió en un recuerdo eterno.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado.
FIN.