La Navidad mágica de Lucas



Era la víspera de Navidad y Lucas estaba en su casa, mirando por la ventana cómo caía la primera nevada del año. Su abuela, doña Matilda, había prometido venir a buscarlo para celebrar juntos. La idea de pasar la Navidad con ella y sus primos hacía latir su corazón de emoción.

De repente, se escuchó el timbre. ¡Era ella!"¡Hola, Lucas! Preparé un montón de sorpresas para esta noche. Espero que estés listo para la aventura", dijo su abuela, con una gran sonrisa.

"Sí, abuela, estoy listo!", respondió el niño mientras se calzaba los botines.

Subieron al auto de doña Matilda y partieron rumbo a la casa de los abuelos, donde la mesa estaba llena de deliciosas comidas hechas por ella, y unos deliciosos galletitas de jengibre que siempre hacía especialmente para esa fecha.

Al llegar, los primos de Lucas ya estaban en el jardín, preparando luces y decoraciones. Pedro, el primo mayor, lo saludó con entusiasmo:

"¡Lucas! ¡Vení, ayúdanos a colgar estas luces! Hace falta un poco de magia navideña por aquí", dijo, señalando un árbol enorme.

Lucas, emocionado, comenzó a ayudar. Mientras colgaban las luces, la abuela los observaba con cariño y les contaba historias de Navidad de cuando ella era pequeña.

"Cada año, en este mismo día, todos nos reuníamos para decorar el árbol", contó doña Matilda.

Mientras estaban todos muy concentrados en la decoración, Lucas notó algo extraño en el cielo: una estrella brillante que parecía moverse.

"¿Vieron eso? ¡Esa estrella está viajando!", exclamó Lucas.

Con la curiosidad en sus ojos, los primos lo siguieron hasta el patio trasero, donde la estrella parecía acercarse. A medida que se acercaban, vieron que era una pequeña criatura con alas, ¡era un hada!"¡Hola! Soy Estrellita. He venido a ayudarles a que su Navidad sea mágica", dijo el hada con voz suave.

Los niños, asombrados, intercambiaron miradas de incredulidad.

"¿Cómo puedes hacer eso?", preguntó Sofía, la prima más pequeña.

"Con un poco de alegría y mucha unión, la Navidad puede volverse mágica de verdad", respondió Estrellita.

Mágicamente, comenzaron a brillar todas las luces del jardín y el aire se llenó de música navideña.

"¿Qué debemos hacer?", preguntó Lucas, sintiendo que la emoción llenaba su pecho.

Estrellita sonrió y dijo:

"Solo deben compartir sus mejores deseos y lo que más los haga felices. Juntos podemos lograr que esta noche sea inolvidable. ¡Vamos a hacerlo!"

Así, los niños comenzaron a contar sus deseos y sueños en voz alta. Lucas dijo:

"Quiero que siempre estemos juntos, así como hoy."

"Y que nunca nos falte el amor entre nosotros", agregó Pedro.

"Y que todos los que amamos sean felices", finalizó Sofía.

Los deseos flotaron en el aire y, de repente, el jardín se llenó de luces de colores y un aroma delicioso que provenía de la cocina. Allí estaba la abuela, preparando no solo postres, sino también un regalo especial para cada uno de ellos.

"Esto sólo es el comienzo de la magia", comentó doña Matilda.

"Recuerden, lo más importante de la Navidad no son los regalos, sino los momentos que compartimos con nuestros seres queridos. Por eso, este año compartiremos una nueva tradición. Será la primera ‘Noche de Deseos’."

Y así fue como, con Estrellita guiándolos, decidieron que cada año cada uno expondría su deseo y todos se ayudarían a cumplirlo juntos, creando lazos aún más fuertes.

Después de disfrutar una cena deliciosa, y de reírse mientras abrieron los regalos, la noche se cerró con un brindis especial.

"Por la familia, la unión y la magia que creamos", propuso doña Matilda.

Todos alzaron sus copas, y Lucas sonrió, sintiendo que esa Navidad sería una que jamás olvidaría.

La estrella brillante regresó al cielo, testigo de una noche de unión, amor y magia. Lucas entendió que la verdadera magia de la Navidad no estaba en los regalos, sino en los momentos vividos y las conexiones que se crearon. Y así, en su corazón, llevó la promesa de que cada Navidad se llenaría de deseos compartidos y dulces recuerdos.

FIN.

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