La Navidad Mágica de Lucas y Sofía
Era una fresca mañana de diciembre y el sol brillaba con fuerza en el cielo. En un pequeño barrio de Buenos Aires, Lucas y su hermana Sofía se despertaron con una gran sorpresa: ¡había llegado la Navidad!"¡Mirá, Sofi!" -gritó Lucas mientras señalaba su ventana llena de decoraciones.
"¿Vas a ayudarme a colgar las luces?" -preguntó Sofía emocionada.
Juntos, comenzaron a decorar su casa. Pusieron guirnaldas, luces de colores y un enorme árbol de Navidad en el living. Lucas encontró una caja llena de adornos que habían hecho el año anterior.
"¡Mirá este muñeco de nieve que hicimos con papá!" -dijo Lucas mientras lo sostenía.
"Era tan divertido, ¿te acuerdas? Ese día hicimos una guerra de bolas de nieve después de decorar. ¡Qué lindo!" -respondió Sofía mientras se reía.
Después de un rato, su mamá entró en la habitación con una galleta de jengibre.
"Chicos, este año le tenemos una sorpresa a todos. Vamos a tener una fiesta de Navidad en nuestro jardín y todos están invitados. ¡Quiero que cocinen sus platos favoritos y compartan la felicidad!" -dijo mamá con una gran sonrisa.
Los niños estaban radiantes.
"¡Sí! Vamos a invitar a todos nuestros amigos!" -exclamó Lucas.
Pasaron el día organizando y preparándose para la fiesta. El cielo se oscureció y la emoción crecía con cada minuto. Con la ayuda de su papá, encendieron luces festivas en todo el jardín. Cada postura era más creativa que la anterior.
"¡Mirá cómo brillan!" -dijo Sofía mientras admiraban las luces que iluminaban el jardín.
"¡Como estrellas!" -agregó Lucas.
El día de la fiesta, todos sus amigos y vecinos llegaron traídos por el aroma de las comidas. La mesa estaba llena de delicias: empanadas, pan dulce y galletas.
"Esto es un festín" -dijo Tomás, el mejor amigo de Lucas.
"¡Y es todo gracias a nosotros!" -respondió Sofía con orgullo.
Mientras todos estaban disfrutando, Lucas notó que su vecino, el señor García, estaba un poco apartado, mirando desde lejos.
"¿Por qué no viene a la fiesta?" -preguntó Lucas al ver eso.
"¡Vamos a invitarlo!" -sugirió Sofía.
Lucas y Sofía se acercaron al señor García.
"¡Hola, señor García! ¡Estamos celebrando la Navidad! ¿Por qué no se une a nosotros?" -dijo Lucas con una gran sonrisa.
"Oh, no quiero interrumpir, chicos...Es solo que no tengo a nadie con quien celebrar" -respondió el señor García con un tono melancólico.
"Pero eso no es un motivo, ¡nadie debe estar solo en Navidad!" -dijo Sofía.
"¡Sí! ¡Venga! Hay mucho para comer y jugar!" -añadió Lucas.
Finalmente, el señor García aceptó la invitación y se unió a la celebración.
"¡Gracias, chicos! No saben cuánto significan estas pequeñas cosas" -dijo el vecino con una sonrisa.
La fiesta continuó, y todos se divirtieron jugando a juegos, cantando villancicos y disfrutando de la comida. Los niños estaban felices, y Sofía dio un brindis improvisado.
"¡Por la amistad, la familia y siempre compartir!"
Con el cielo estrellado como telón de fondo, la noche terminó con un estallido de luces. Todos admiraron el espectáculo de fuegos artificiales.
"¡Es mágico!" -gritó Lucas.
"Sí, y todo porque decidimos compartir y no dejar a nadie afuera" -agregó Sofía.
A partir de ese día, Lucas y Sofía prometieron que cada año, siempre invitarían a todos, para que nadie se sintiera solo. La Navidad, pensaron, no es solo un día para celebrar, sino una oportunidad para compartir la felicidad con quienes nos rodean.
FIN.