La Naviluz de Lila



Era la noche mágica de Navidad en el pequeño pueblo de Liralia. Todos estaban emocionados, pero había un problema: la estrella del árbol nunca se había iluminado. Lila, una niña curiosa y llena de energía, decidió que debía hacer algo para ayudar.

Esa mañana, Lila se despertó con una idea brillante en su cabeza. "Voy a encontrar la luz que falta para el árbol de Navidad!" - exclamó mientras saltaba de la cama. Con su gorro de lana y su abrigo azul, salió a buscar la solución.

Lila decidió visitar a su amiga Lili, la búhuleta. "Lili, ¿te gustaría ayudarme a encontrar la luz para el árbol?" - preguntó con entusiasmo. Lili, siempre dispuesta a ayudar, contestó:

"¡Claro que sí, Lila! Pero necesitaremos hacer algunos recorridos y encontrar amigos que nos ayuden."

Ambas se pusieron en marcha hacia el lago Luminoso, donde sabían que vivía Lucas, un pez que tenía escamas brillantes. Cuando llegaron, Lila gritó:

"¡Hola, Lucas! ¿Tienes alguna luz que pueda iluminar nuestro árbol?" -

El pez salió a la superficie y los miró con curiosidad.

"¡Hola, Lila y Lili! Tengo escamas que brillan, pero para hacerlas brillar necesito un reto especial. ¿Pueden ayudarme a encontrar una piedra lunática?" - respondió Lucas.

"¡Sí! Nos encanta la aventura. Vamos a buscar la piedra lunática!" - comentó Lila.

Las tres amigas se dirigieron al bosque de los Lazos, donde se decía que se encontraba la piedra. Durante el camino, se encontraron con Lalo, el liebre más rápido del pueblo.

"¡Hola, Lila! ¿A dónde van tan veloces?" - preguntó Lalo con una sonrisa.

"Vamos a encontrar la piedra lunática para ayudar a Lucas a iluminar nuestro árbol de Navidad!" - explicó Lila.

"Yo puedo correr y buscarla más rápido. ¡Voy con ustedes!" - ofreció Lalo, y así, se unieron a la misión.

Al llegar al bosque, notaron una extraña luz que salía de entre los árboles. Lila, llena de valor, dijo:

"¡Sigamos esa luz! Tal vez encontremos la piedra lunática allí."

El grupo se acercó y descubrieron un claro lleno de criaturas fabulosas. En el centro había un gran árbol con una piedra brillante a sus pies, pero también un pequeño dragón que parecía triste.

"¿Por qué estás triste, pequeño dragón?" - preguntó Lili, la búhuleta.

"He perdido mis alas luminosas y sin ellas no puedo volar. Busco ayuda para encontrarlas."

Lila miró a sus amigos y exclamó:

"Podemos ayudarte y, a cambio, ¿podrías darnos la piedra lunática?" -

El dragón asintió con esperanza. Juntos, comenzaron a buscar en el bosque, mirando en cada rincón. Después de un rato, encontraron las alas atrapadas en ramas.

"¡Lo tenemos!" - gritó Lalo emocionado.

Con gran esfuerzo, liberaron las alas del dragón. Este, agradecido, movió sus alas con fuerza, dejando escapar un brillo resplandeciente.

"¡Gracias! Ahora puedo volar otra vez. Aquí tienen la piedra lunática por su ayuda!" - dijo el dragón, entregándoles la piedra brillante.

Lila, Lili y Lalo regresaron al lago Luminoso. Lucas estaba esperando ansioso.

"¿Lo lograron?" - preguntó el pez.

"¡Sí! Aquí está la piedra lunática. Haz que brille en nuestro árbol."

Lucas, al recibir la piedra, empezó a brillar intensamente. Al tocar el árbol, la estrella se iluminó con un destello brillante que iluminó todo Liralia.

Esa noche, todos los habitantes salieron a la plaza a admirar el hermoso árbol iluminado y a celebrar juntos.

"¡Todo gracias a su esfuerzo!" - dijo el alcalde, "Lila, Lili, y Lalo, ustedes son unos verdaderos héroes de la Navidad!"

Así, Lila aprendió que la luz no solo viene de las cosas brillantes, sino también de la amistad y de ayudar a los demás. La noche de Navidad en Liralia fue inolvidable, llena de risas y encanto. Lila miró al cielo y sintió que, cuando se trabaja juntos, la magia siempre encuentra la forma de brillar.

Y desde aquel día, se recuerda a Lila como la niña que trajo la luz de la Navidad a todo un pueblo.

FIN.

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