La niña de cabello verde



Había una vez una niña llamada Martina que tenía el pelo verde. Vivía en un pequeño pueblo junto a su abuelita, ya que sus padres habían fallecido cuando ella era muy pequeña.

A pesar de ser pobre, Martina siempre estaba llena de alegría y optimismo. Un día, mientras jugaba en el jardín trasero de su casa, Martina encontró algo brillante entre sus cabellos verdes.

¡Era una moneda de oro! La niña se sorprendió mucho y corrió emocionada hacia su abuelita para contarle lo sucedido. "Abuelita, mira lo que encontré en mi pelo verde", exclamó Martina mostrándole la moneda. La abuelita se quedó asombrada al ver aquella valiosa moneda y le dijo:"Martina, esto es maravilloso.

Parece que tu pelo tiene algún poder mágico". Desde aquel día, cada vez que Martina peinaba su cabello verde encontraba más dinero.

Al principio eran pequeñas monedas y billetes desgastados, pero con el tiempo comenzaron a aparecer billetes nuevos y grandes sumas de dinero. La noticia sobre el cabello mágico de Martina se extendió rápidamente por todo el pueblo. Muchas personas empezaron a acudir a ella para pedirle ayuda económica y ella siempre estaba dispuesta a ayudarles generosamente.

La fama llegó hasta los oídos del rey del país vecino quien decidió visitar al pueblo para conocer personalmente a la niña del pelo verde.

Cuando llegó al lugar donde vivía Martina, quedó impresionado por la gran cantidad de personas felices que se encontraban allí gracias a la ayuda de la niña. El rey decidió hablar con Martina en privado y le dijo:"Martina, he oído hablar de tu cabello mágico y me gustaría proponerte algo.

Si me das un poco de tu pelo verde, te prometo que construiré escuelas y hospitales para todos los niños del país". Martina pensó detenidamente en la propuesta del rey y decidió aceptarla.

Sabía que su pelo mágico podía ser una bendición para muchas personas. La niña se cortó un mechón de su cabello verde y el rey lo guardó cuidadosamente. A partir de ese momento, las escuelas comenzaron a construirse rápidamente, al igual que los hospitales.

Los niños del país vecino estaban muy contentos porque ahora tenían lugares donde aprender y recibir atención médica cuando lo necesitaran. Martina se convirtió en una heroína para todos los niños del país vecino.

La gente siempre recordaría el gran corazón de esa niña con el pelo verde. A pesar de haber perdido su cabello mágico, Martina estaba feliz porque había logrado ayudar a tanta gente. Con el tiempo, Martina también aprendió que no era necesario tener dinero para ser feliz.

Descubrió que la verdadera riqueza está en compartir con los demás y hacer el bien sin esperar nada a cambio.

Y así fue como Martina pasó sus días siendo una fuente constante de alegría e inspiración para todos aquellos que conocieron su historia. Su generosidad nunca dejó de crecer, incluso sin tener más dinero en su pelo verde.

Desde entonces, cada vez que alguien encontraba una moneda o billete en el suelo, recordaban a Martina y su cabello mágico, y se sentían inspirados a hacer algo bueno por los demás.

Y así, la historia de Martina con el pelo verde se convirtió en un cuento que pasó de generación en generación, enseñando a todos que la verdadera riqueza no está en el dinero, sino en la bondad y el amor que compartimos con los demás.

FIN.

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