La niña de la oscuridad
Era una noche tranquila en el pequeño pueblo de Aguas Claras, donde todos se preparaban para ir a dormir. Pero en un rincón del bosque, algo misterioso estaba a punto de suceder. Una niña pequeña, de ojos brillantes y cabello desordenado, se adentraba en la oscuridad, dejando un rastro de luz a su paso.
Luz, así se llamaba la niña, llevaba una pequeña linterna que dibujaba figuras en las sombras. Ella disfrutaba del silencio de la noche, mientras su imaginación la llevaba a mundos increíbles. Aquella noche, había decidido que era el momento ideal para vivir una gran aventura.
- ¡Voy a descubrir qué hay más allá de este bosque! - se decía a sí misma, dando un paso adelante.
Mientras caminaba, Luz escuchó un susurro. Era una voz suave que parecía venir de un árbol antiguo. Intrigada, se acercó.
- Hola, pequeña viajera. - dijo el árbol con una voz profunda y amigable. - Me llamo Sabio, tengo historias que contar, pero solo si te atreves a quedarte en la oscuridad un momento.
La niña miró a su linterna y al bosque que se extendía ante ella.
- ¡Me atrevo! - exclamó con valentía. - Estoy lista para escuchar.
Sabio sonrió y comenzó a narrar la historia de un valiente ciervo que había salvado a su manada de una tormenta. Cada palabra de Sabio iluminaba la mente de Luz con imágenes vívidas.
- Pero la verdadera valentía no se mide por el tamaño, sino por el corazón - dijo el árbol al finalizar la historia. - Te invito a aprender más sobre el valor y la amistad.
Luz se sintió emocionada. Pensó en sus amigos del pueblo y en cómo a veces se sentía insegura para ayudarles.
- ¿Puedo ser valiente como el ciervo? - preguntó Luz.
- Claro que sí - respondió Sabio. - El primer paso es creer en ti misma. Mira a tu alrededor, la oscuridad puede ser un lugar seguro si llevas luz en tu corazón.
De repente, el viento sopló con fuerza y una sombra apareció en la distancia. Era un búho enorme que había estado observando a Luz.
- ¡Cuidado! El camino no siempre es seguro - advirtió el búho, con su sabia mirada. - Pero si tienes valor, cualquier reto puede ser superado.
La niña, inspirada por las historias, se armó de valor y decidió seguir el camino que la llevaría más allá del bosque. Con su linterna en mano, se adentró más en la oscuridad, escuchando murmullos de hojas y el canto nocturno de los pájaros.
Luz se encontraba muy agradecida por las enseñanzas de Sabio y el búho, pero en su mente había una pregunta latente: ¿podría usar su valor para ayudar a sus amigos en el pueblo?
De regreso en Aguas Claras, Luz se dio cuenta de que sus amigos estaban preocupados porque ella había desaparecido. Sin dudarlo, se dirigió al grupo que la buscaba.
- ¡Estoy aquí! - gritó Luz, iluminando la oscuridad con su linterna. - ¡Tuve una aventura increíble! Sabio y el búho me enseñaron sobre el valor y la importancia de la amistad.
Los amigos la rodearon, llenos de alivio y curiosidad.
- ¿Qué aprendiste? - preguntaron ansiosos.
- Que todos tenemos el poder de ser valientes, incluso en la oscuridad. - respondió Luz. - Y que cuando compartimos esa luz con los demás, juntos podemos superar cualquier desafío.
Los niños sonrieron y, juntos, llegaron a la conclusión de que, sin importar cuán oscuro pudiera parecer el mundo a veces, siempre podían encontrar la luz dentro de ellos mismos y apoyarse los unos a los otros.
Desde entonces, Luz no solo se convirtió en una pequeña aventurera, sino también en una amiga valiente, siempre dispuesta a ayudar y a iluminar la vida de quienes la rodeaban. Y cuando caía la noche, todos en Aguas Claras, sabían que con cada estrella brillando en el cielo, la valentía y la amistad siempre iluminarían sus corazones.
FIN.