La Niña de las Momias


Luna era una niña muy peculiar. Desde pequeña, había sentido una gran fascinación por las momias. Había leído todo lo que podía encontrar sobre ellas y soñaba con ser una de ellas algún día.

Un día, mientras Luna estaba en su habitación rodeada de libros sobre momias, su mamá entró en la habitación para ver cómo estaba. "¿Qué te pasa, mi amor? ¿Por qué estás tan triste?" -preguntó su mamá preocupada.

"Es que no sé si quiero seguir escribiendo historias como me has enseñado. Me gustaría ser una momia cuando sea grande" -respondió Luna con la mirada baja. "Oh, entiendo. Pero sabes qué Luna, puedes hacer ambas cosas si así lo deseas.

Es cierto que ser escritora es algo maravilloso y te permite crear mundos increíbles con tu imaginación. Pero también hay muchas otras cosas que puedes hacer en la vida", dijo su mamá tratando de animarla.

Luna pensó en las palabras de su mamá y comenzó a reflexionar sobre lo que realmente quería para su futuro.

Decidió darle un giro a sus intereses y empezar a aprender más sobre el mundo de la escritura, sin dejar de lado sus estudios acerca del antiguo Egipto y las momias. Así fue como Luna descubrió cuánto amaba escribir historias fantásticas e inspiradoras.

Poco a poco comenzó a compartir sus cuentos con amigos y familiares quienes quedaban asombrados por lo talentosa que era. Un día llegó al colegio un famoso autor argentino quien dio una charla motivacional sobre cómo convertirse en escritor profesional. Luna estaba emocionada y se acercó a él al final de la charla para hacerle algunas preguntas.

"Hola, mi nombre es Luna. Me encanta escribir historias pero no sé si algún día podré ser una escritora profesional como tú" -dijo tímidamente. "Claro que sí, Luna.

Si tienes pasión por algo y trabajas duro para lograrlo, puedes alcanzar cualquier meta que te propongas", respondió el autor con una sonrisa en su rostro.

Esas palabras resonaron en el corazón de Luna y la motivaron aún más a seguir adelante con su sueño de convertirse en escritora. Y así fue como años después, publicó su primer libro sobre momias y aventuras increíbles.

Luna aprendió que no hay nada malo en tener intereses diferentes y que siempre se puede encontrar un camino para perseguir los sueños propios. Además descubrió lo maravilloso que era compartir sus historias con otros y cómo podía inspirarlos también.

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