La niña de las semillas mágicas



Había una vez un pequeño pueblo en el que nunca llovía. Los habitantes del lugar se esforzaban por hacer crecer sus cultivos, pero siempre fracasaban debido a la sequía.

La tierra estaba árida y las plantas no podían sobrevivir. Un día, llegó al pueblo una niña llamada Lluvia. Era una niña muy especial, con ojos grandes y brillantes como los rayos del sol y cabello oscuro como la noche.

Lluvia llevaba consigo un saco lleno de semillas y una sonrisa cálida en su rostro. "¡Hola a todos!", dijo Lluvia mientras saludaba a los habitantes del pueblo. "Vengo a ayudarles a hacer crecer sus cultivos".

Los habitantes del pueblo se miraron entre sí con asombro. ¿Cómo podría esta niña hacer algo que ellos habían estado tratando de lograr durante años?"¿Cómo piensas hacer eso?", preguntó uno de los agricultores.

Lluvia abrió su saco y comenzó a esparcir las semillas por todo el campo. Luego, levantó la vista hacia el cielo y cerró los ojos con fuerza mientras murmuraba algunas palabras mágicas. De repente, unas nubes grises aparecieron en el horizonte y comenzaron a acercarse al pueblo.

Los habitantes observaban maravillados cómo las gotas de lluvia empezaban a caer sobre la tierra reseca. Pero lo más sorprendente aún estaba por venir: junto con la lluvia, empezaron a brotar pequeñas plantitas verdes que crecían rápidamente ante sus ojos.

"¡Increíble!", exclamó uno de los agricultores. "Nunca había visto algo así". Los habitantes del pueblo estaban tan agradecidos con Lluvia que le ofrecieron quedarse allí para siempre.

Pero ella sabía que tenía que seguir viajando y ayudando a otros lugares donde la sequía era un problema. "No se preocupen", dijo Lluvia mientras se despedía del pueblo. "Siempre estaré aquí cuando me necesiten".

Y así fue como Lluvia viajó por todo el mundo, llevando consigo sus semillas mágicas y su habilidad para hacer crecer plantas en cualquier lugar donde fuera necesario.

Años después, los habitantes del pequeño pueblo recordarían con cariño la visita de Lluvia y cómo ella les enseñó que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay esperanza y soluciones creativas para cada problema.

FIN.

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