La niña de porcelana
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, una taza de color rosa muy especial. Esta taza era mágica y tenía el poder de convertirse en humana cuando quisiera.
Un día, mientras estaba en la casa de su dueña, Ana, la taza decidió que quería conocer el mundo y descubrir todas las maravillas que había fuera.
La taza cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió nuevamente, se encontraba parada frente a la puerta de la casa. ¡Se había convertido en una niña! Estaba emocionada por empezar su aventura y ver todo lo que el mundo tenía para ofrecer.
Camino por las calles del pueblo admirando cada detalle: los árboles llenos de flores, los pájaros cantando melodías alegres y los niños jugando felices en el parque. Pero también notó algunas cosas tristes: animales abandonados en las calles y basura acumulada en algunos rincones.
Decidida a hacer algo al respecto, la niña se acercó a un grupo de niños que estaban tirando basura al suelo. Con voz firme les dijo:- ¡Hola chicos! ¿Sabían que si tiramos basura al suelo dañamos nuestro planeta? Podemos ayudar reagarrando esta basura y poniéndola donde corresponde.
Los niños miraron sorprendidos a la niña pero después sonrieron y comenzaron a ayudarla. Juntos limpiaron el parque y aprendieron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
Mientras continuaba explorando el pueblo, la niña notó algo extraño: mucha gente se reía y señalaba a una niña de pelo azul que estaba sentada en un banco. La taza se acercó a ella y le preguntó qué estaba pasando.
La niña de pelo azul, llamada Lola, le explicó que la gente se burlaba de ella por ser diferente. La taza sintió mucha tristeza y decidió hacer algo para ayudarla. - ¡Hola Lola! No deberías dejar que los comentarios negativos te afecten.
Eres especial tal como eres y tienes muchas cualidades maravillosas. No importa lo que digan los demás, lo importante es cómo te sientes contigo misma. Lola sonrió tímidamente y agradeció las palabras de la niña.
Juntas se hicieron amigas inseparables y aprendieron a aceptarse mutuamente sin importar sus diferencias. Pero la aventura de la taza aún no había terminado. Un día, mientras caminaban cerca del río, escucharon un llanto desesperado.
Se acercaron corriendo y encontraron a un perrito atrapado en una red abandonada en el agua. La taza sabía nadar muy bien gracias a su forma anterior, así que rápidamente se lanzó al agua para rescatarlo. Con mucho esfuerzo logró liberarlo y llevarlo hasta la orilla donde Lola lo esperaba preocupada.
El perrito les dio las gracias lamiendo sus caras y desde ese día se convirtió en su fiel compañero durante todas sus aventuras.
La historia de la taza rosa convertida en humana nos enseña valiosas lecciones: el cuidado del medio ambiente, la importancia de aceptarnos tal como somos y la necesidad de ayudar a los demás. Y así, la taza rosa siguió su camino, descubriendo el mundo y esparciendo amor y bondad por donde quiera que iba.
Porque aunque ahora era una niña, siempre recordaría su verdadera forma y la magia que había dentro de ella.
FIN.