La niña fantasma de la escuela


En una pequeña escuela de un pueblo de Córdoba, en Argentina, corría el rumor de que un fantasma rondaba sus pasillos. Se decía que era el espíritu de Juana, una niña que había fallecido trágicamente en el edificio décadas atrás. Los niños hablaban de Juana con curiosidad y miedo, pero nadie sabía realmente qué era lo que ella quería.

Un día, Martina, una niña valiente de diez años, decidió investigar el misterio. Durante la noche, cuando la escuela estaba desierta, Martina se escondió en un salón y esperó en silencio. De repente, sintió un escalofrío y vio cómo una figura translúcida de una niña aparecía frente a ella. Era Juana, el fantasma. Sin embargo, para sorpresa de Martina, Juana no parecía querer asustarla.

- ¡Hola, Martina! -dijo Juana con una sonrisa-. ¿Por qué estás aquí tan tarde?

Martina se sorprendió al escuchar a Juana hablar amigablemente. Poco a poco, con valentía, Martina se acercó a Juana y le preguntó por qué aún rondaba la escuela. Juana le contó que se sentía sola y que le gustaba ver a los niños jugar durante el día, pero los adultos siempre se asustaban al verla.

Movida por la compasión, Martina decidió ayudar a Juana. Planeó un encuentro entre la niña fantasma y los demás niños de la escuela al día siguiente. Cuando llegó la hora del recreo, reunió a sus compañeros en el patio y les contó sobre Juana y su deseo de divertirse con ellos. Al principio, los niños estaban asustados, pero Martina los convenció de que Juana no quería hacerles daño.

Finalmente, Juana se atrevió a aparecer ante los niños, quienes, con curiosidad, la recibieron con aceptación. Jugando, saltando y riendo, los niños y Juana pasaron una tarde increíble. La noticia sobre el fantasma amigable se difundió por todo el pueblo, y la escuela se llenó de esperanza y alegría.

A partir de ese día, Juana ya no asustaba a los adultos. Además, cada vez que Martina necesitaba ayuda o valentía, sentía la presencia reconfortante de Juana a su lado. La escuela se convirtió en un lugar más alegre, y todos aprendieron que, a veces, incluso los espíritus necesitan amistad y compañía.

Y así, la historia de Juana, la niña fantasma de la escuela, pasó de ser un misterio a una inspiración de amistad y valentía para todos los niños del pueblo.

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