La niña que aprendió a madrugar



"¡No quiero levantarme!" exclamaba Daniela todas las mañanas, con una mueca de fastidio en su rostro. Desde que era muy pequeña, siempre le costaba levantarse temprano, y eso la hacía empezar el día con mal humor.

Su mamá intentaba animarla, pero no siempre lo lograba. Un día, todo cambió cuando su mamá le contó una historia mágica sobre el valor de aprovechar el tiempo y empezar el día de manera positiva.

"Un día, en un reino muy lejano, había una niña muy parecida a ti, que tampoco le gustaba madrugar. Un hada madrina le enseñó que cada amanecer es una oportunidad para disfrutar de la vida y aprender cosas nuevas", le decía su mamá.

Daniela se quedó pensativa y decidió que algo tenía que cambiar. A la mañana siguiente, cuando el despertador sonó, se levantó con entusiasmo y fue corriendo a abrir la ventana.

Se quedó maravillada al ver el sol asomándose en el horizonte y escuchar el canto de los pájaros. Ese día, disfrutó tanto del amanecer que se dio cuenta de lo maravilloso que era empezar el día de esa manera.

Poco a poco, Daniela se acostumbró a despertarse temprano y descubrió que podía disfrutar de muchas cosas que antes se perdía. Aprendió a apreciar la tranquilidad de la mañana, el olor a pan fresco en la panadería y las conversaciones con los vecinos que también madrugaban.

Su mal humor desapareció y su mamá estaba sorprendida y feliz de verla tan contenta. Ahora, Daniela sabía que cada amanecer era una oportunidad para disfrutar y aprender algo nuevo, y había descubierto el valor de madrugar."

FIN.

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