La niña que encontró amigos en la escuela



Había una vez una niña llamada Martina que acababa de mudarse a una nueva ciudad. Estaba emocionada por empezar en una nueva escuela, pero también se sentía un poco asustada. Cuando llegó el primer día, Martina se dio cuenta de que no conocía a nadie. Se sentía sola y no sabía cómo hacer amigos.

Durante el recreo, Martina vio a un grupo de niños jugando a la rayuela. Se acercó tímidamente y preguntó si podía unirse. Los niños la miraron con curiosidad, pero luego asintieron con entusiasmo. Martina se sintió aliviada y feliz al ser aceptada.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, Martina notó que no todos los niños eran amables con ella. Algunos la excluían de juegos y conversaciones. Martina se sentía triste, pero no se rindió.

Un día, durante una clase de arte, Martina conoció a Milagros, una niña creativa y amigable. Milagros la invitó a sentarse con ella en la hora del almuerzo y pronto se convirtieron en grandes amigas. Juntas, exploraron el patio de la escuela, descubriendo nuevos lugares para jugar y divertirse.

Con el tiempo, Martina empezó a conocer a más compañeros de clase. Algunos niños, como Milagros, eran cálidos y acogedores, mientras que otros seguían siendo distantes. Pero Martina no se desanimó. Decidió ser amable con todos, sabiendo que algunos simplemente necesitaban un poco más de tiempo para abrirse.

Finalmente, Martina se dio cuenta de que la verdadera amistad lleva tiempo y paciencia. Aprendió a valorar a sus amigos por quienes eran, sin juzgar a los que eran diferentes. Y aunque vivir en una nueva ciudad no fue fácil al principio, Martina descubrió que con determinación y amabilidad, podía encontrar amigos en cualquier lugar.

FIN.

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