La niña que me gusta es mi amiga
Érase una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Tomás que tenía una mejor amiga llamada Sofía. Desde que se conocieron en el jardín de infantes, siempre habían estado juntos, compartiendo risas, juegos y aventuras. Tomás sentía una conexión especial con Sofía; no sólo era su amiga, sino que también le gustaba mucho. Pero, había un pequeño problema: nunca se había atrevido a decírselo.
Un día, en la escuela, la maestra decidió que era hora de hacer una actividad especial para fomentar la amistad. "Hoy, vamos a crear un mural en el patio de la escuela. Cada uno de ustedes podrá dibujar algo que represente a su mejor amigo"- anunció la maestra con una sonrisa.
Tomás se sintió emocionado. Era la oportunidad perfecta para demostrarle a Sofía cuánto significaba para él. Se puso a dibujar un hermoso paisaje con un sol brillante, plantas, mariposas y, por supuesto, a Sofía jugando en el medio del campo. "¡Que lindo va a quedar!"- pensó mientras sonreía.
Cuando llegó el momento de presentar los murales, Tomás observó nerviosamente cómo sus compañeros mostraban sus obras. Finalmente, llegó su turno. "Este es mi mural. Es un homenaje a mi mejor amiga Sofía"-, dijo con voz temblorosa,
Sofía lo miró con ojos brillantes. "¡Es hermoso, Tomás! Gracias, me encanta el mariposa, son mis favoritas"- respondió, dándole un abrazo que hizo que el corazón de Tomás se llenara de alegría. En el fondo de su corazón, se preguntaba si ese sería el momento adecuado para confesarle sus sentimientos.
Sin embargo, a medida que avanzaban los días, Tomás comenzó a notar que Sofía pasaba más tiempo con una nueva compañera de clase llamada Ana. Las dos chicas reían juntas y hacían planes, y Tomás sintió una punzada de celos. "Seguro ya no soy su mejor amigo, ahora tiene a Ana"- pensó.
Decidido a recuperar la atención de Sofía, Tomás ideó un plan. Planeó una tarde de juegos en el parque y se lo propuso a su amiga. "Sofía, ¿quieres venir a jugar a mi casa después de clase?"-
"¡Sí, claro! Me encantaría, pero también invitemos a Ana"-, respondió Sofía encantada.
Esa tarde, Tomás se sintió frustrado al ver cómo Sofía se divertía tanto con Ana. Intentó participar en la conversación, pero sentía como si estuviera perdiendo a su amiga, y eso lo hacía sentir triste.
De repente, se le ocurrió otra idea. Al día siguiente, en clase, Tomás se armó de valor y se acercó a Sofía. "Sofi, necesito hablarte de algo importante"-. Sofía lo miró, un poco asustada, porque a veces Tomás podía ser un poco tímido. -¿Qué pasa, Tomás?"-
"Es que... me gustaría invitarte a nuestra viejísima cueva de juegos. Solo nosotros dos. ¿Y si nos hacemos una merienda?"-
Sofía sonrió al escuchar la propuesta. "Me encantaría, ¡también puedo llevar unas galletitas!"-
Esa tarde, llegaron al lugar. Tomás, un poco nervioso, decidió aprovechar la calma del entorno. "Sofía... hay algo que quiero decirte"-
"¿Qué es?"- preguntó ella con curiosidad.
"Eres una amiga tan especial para mí, que me gustaría que supieras que me gustas, como algo más que una amiga"-
Sofía lo miró sorprendida, pero, sonriente. "¡Ay, Tomás! Eso no me lo esperaba. También creo que eres muy especial, pero creo que por ahora, ¡me encanta tenerte como mi amigo!"-
Tomás sintió que su corazón se aliviaba. "No hay problema, Sofía. Me alegra que podamos hablar así. Por encima de todo, valoro mucho nuestra amistad"-
"Y yo la nuestra."- Sofía le dio un abrazo, sintiendo que era otro paso más hacia el fortalecimiento de su relación.
Desde aquel día, Tomás no solo sintió que había logrado abrir su corazón, sino que también aprendió que es importante expresarse, especialmente cuando se trata de la amistad. Juntos siguieron creando hermosos recuerdos, comprendiendo que la verdadera amistad es el lazo más fuerte de todos. Así, las risas y el cariño nunca cesaron, y ambos aprendieron que cada sentimiento tiene su tiempo y que lo importante es disfrutar por completo de cada etapa.
Y así, continuaron siendo los mejores amigos del mundo, cada uno entendiendo que, sin importar el nombre que se le dé, la amistad es un bello regalo que siempre vale la pena cuidar.
FIN.