La niña que nunca llegaba



Había una vez una niña llamada Sofía, que era muy curiosa y soñadora. Siempre estaba buscando nuevas aventuras, con su mirada brillante y llena de preguntas sobre el mundo. Todos los días, se sentaba en su ventana, mirando al horizonte, y se preguntaba:

- ¿Qué habrá más allá del mar?

- ¿Habrá otros niños como yo en diferentes países?

Sofía soñaba con viajar por todo el mundo, hablar muchos idiomas y nadar en todos los océanos. Un día, decidió que era hora de hacer algo al respecto. Así que, con su mochila llena de imaginación y un mapa en blanco, se despidió de su mamá.

- ¡Voy a buscar aventuras, mamá!

- ¡Ten cuidado, Sofía! Pero sé que harás cosas maravillosas.

Sofía comenzó su viaje. Caminó por el bosque, donde se encontró con un hermano y una hermana, Lucas y Ana, que estaban construyendo una cabaña.

- ¡Hola! ¿Qué están haciendo?

- Estamos construyendo una cabaña para jugar, ¿quieres ayudarnos?

- ¡Sí!

Mientras construían, Sofía les habló sobre su sueño de viajar.

- Algún día, quiero conocer todos los países del mundo y aprender sus idiomas.

- Eso suena increíble, Sofía. Tal vez podamos hacer un viaje juntos algún día.

Sofía se sintió contenta de tener nuevos amigos, pero sabía que tenía que seguir su camino. Caminó hacia un lago donde vio un grupo de niños nadando.

- ¡Hola!

- Hola, ¿quieres unirte a nosotros?

- ¡Sí!

Sofía saltó al agua y descubrió que nadar era una de las cosas más divertidas que había hecho. Mientras jugaban, les contó sobre su sueño. Un niño llamado Javier le dijo:

- ¿Sabes? También quiero viajar por el mundo y hablar varios idiomas. Podemos aprender juntos.

Sofía se emocionó. Sin embargo, al mirar el cielo, decidió que debía continuar su viaje. Así que se despidió de sus nuevos amigos y siguió su camino lleno de expectativas.

Al caer la noche, Sofía se encontró con un viejo árbol con una puerta misteriosa. Intrigada, decidió entrar. Al cruzar la puerta, se encontró en un lugar mágico lleno de criaturas fantásticas y colores vibrantes.

- ¡Bienvenida, pequeña soñadora!

- ¿Quiénes son ustedes?

- Somos los guardianes de los sueños. Aquí, puedes aprender todas las cosas que deseas.

Sofía no podía creerlo. Le ofrecieron hablar con animales y aprender otros idiomas rápidamente. Pero había un desafío:

- Para quedarte aquí, debes resolver un acertijo.

Los guardianes le presentaron un acertijo complicado sobre un mapa antiguo que tenía muchos colores.

- Si aciertas, serás una viajera del mundo. Si no, debes regresar a tu hogar.

Sofía, aunque algo nerviosa, recordó todas las aventuras que había tenido y cómo había aprendido de cada una de ellas. Con confianza, formuló una respuesta.

- El mundo está lleno de colores, idiomas y amistades. Cada aventura me enseña algo nuevo.

Los guardianes se sonrieron y dijeron:

- Tienes razón, pequeña. Has comprendido el verdadero significado de viajar. Puedes quedarte aquí y seguir aprendiendo de tus sueños, o regresar con tus amigos y compartir lo aprendido.

Sofía pensó en sus amigos, Lucas, Ana y Javier. Así que, sin dudarlo, eligió regresar a su hogar.

Al volver, les narró las maravillas que había vivido y las lecciones aprendidas a lo largo de su aventura. Desde ese día, Sofía y sus amigos comenzaron a hacer un mapa de sueños, llenándolo con lugares que deseaban visitar, idiomas que querían aprender e historias que querían contar.

Y así, la niña que nunca llegaba empezó a comprender que, a veces, el viaje más importante es el que hacemos en nuestros corazones y en nuestra imaginación. Sofía nunca dejó de soñar y, aunque los viajes podrían ser lejanos, siempre podían empezar con una simple aventura en su propia ciudad, sola o acompañada, porque cada día estaba lleno de nuevas oportunidades.

- Y así, mis amigos, aventureros del mundo, ¡sigamos soñando juntos!

Y así, Sofía continuó su camino, descubriendo, aprendiendo y soñando, porque cada aventura era un paso hacia lo desconocido que la llenaba de felicidad.

FIN.

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