La niña que sonaba con un ambiente feliz
En un pequeño pueblo, donde el sol siempre brillaba y las flores nunca dejaban de florecer, vivía una niña llamada Luna. Luna era una niña alegre, siempre sonriendo y cantando. Sus familiares la adoraban y siempre estaban felices de estar a su alrededor. Cada tarde, se reunían en el patio de su casa, donde un aroma a pastel de manzana llenaba el aire, mientras los rayos del sol filtraban a través de las ramas de un hermoso roble.
Un día, Luna decidió que quería hacer algo especial para su familia. Se acercó a su mamá, que estaba en la cocina.
"Mamá, quiero hacer una fiesta para que todos la pasemos bien!" - dijo Luna con una gran sonrisa.
"¡Qué idea tan linda, Luna! ¿Pero cómo pienso que lo haremos?" - respondió su mamá, mientras secaba sus manos.
"Podemos hacer una merienda y yo puedo cantarles algunas canciones mientras comemos pasteles. " - sugirió Luna.
"¡Me encanta! Yo puedo ayudar a hacer los pasteles" - dijo su mamá.
Luna se emocionó tanto que empezó a correr por toda la casa. Al pasar por la habitación de su papá, lo encontró leyendo el diario.
"¡Papá! ¡Voy a hacer una fiesta!" - gritó.
"¿Y qué necesitas de mí, pequeña?" - preguntó su papá, poniéndose de pie.
"¡Necesito queinvites a la abuela y a mis tíos!" - dijo Luna con alegría.
"¡Por supuesto! Iré a llamar a todos ahora mismo!" - dijo su papá mientras se dirigía al teléfono.
Luna también fue al jardín donde su hermano Martín estaba jugando con su perrito Miel.
"¡Martín! ¡Vas a ser el mejor hermano del mundo!" - exclamó Luna.
"¿Por qué?" - preguntó Martín.
"Porque te necesito como mi ayudante para decorarla!" - dijo Luna.
"¡Sí! ¡Quiero ayudar!" - respondió Martín emocionado.
Así fue como la familia de Luna se unió para preparar la fiesta. Cortaron banderines de colores, hicieron deliciosos pasteles y prepararon una gran mesa en el patio. Luna no podía esperar para sorprender a todos.
Finalmente, llegó el gran día. La familia se reunió en el patio; la mesa estaba llena de delicias y el sol iluminaba el ambiente. Cuando todos estuvieron listos, Luna empezó a cantar su canción favorita:
"🌼 En el cielo brilla el sol, en el campo hay mil ramilletes, todo el amor que hay aquí, lo compartimos entre todos! 🌼" - cantó Luna con entusiasmo.
Mientras cantaba, su abuela se unió a la canción. Poco a poco, los demás también se fueron sumando. Todos juntos crearon una melodía armoniosa que resonaba en todo el barrio.
Luego de un rato, mientras degustaban los pasteles y jugaban, de repente se oyó un fuerte estruendo. Todos se miraron sorprendidos.
"¿Qué fue eso?" - preguntó su mamá, un poco nerviosa.
"No lo sé... suena como un trueno... pero el cielo está despejado..." - dijo Martín apuntando hacia el horizonte.
Luna decidió que no dejarían que un ruido extraño arruinara su fiesta. Entonces le dijo a todos:
"No se preocupen, sigamos disfrutando. Si estamos juntos, nada puede arruinar este día!" -.
Y así, continuaron cantando y riendo, mientras el estruendo se hacía más fuerte. Finalmente, el ruido se reveló como un grupo de niños del pueblo que estaban jugando con fuegos artificiales. Todos se echaron a reír.
"¡Vengan a festejar con nosotros!" - invitó Luna.
"¡Sí! ¡Vamos!" - gritaron los nuevos amigos al unirse al grupo.
Luna no solo había hecho una fiesta para su familia, sino que también había juntado a sus amigos del barrio. La fiesta se convirtió en una gran celebración, con juegos, risas y, sobre todo, alegría.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, Luna miró a su alrededor y se dio cuenta de que el ambiente estaba lleno de amor y felicidad. En ese momento, Luna entendió que no importaba el ruido que a veces pudiera haber en el mundo; lo importante era la conexión y el amor de su familia y amigos.
"Hoy ha sido el mejor día de mi vida" - dijo Luna, abrazando fuerte a su familia, mientras se sentía más feliz que nunca.
Y así, concluyó la fiesta, con Luna soñando con más días llenos de risas y mezcla de alegría, rodeada de quienes más amaba.
FIN.