La Niña que Voló al Cielo



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Nubes, una niña llamada Clara. Clara era conocida por su risa contagiosa y su amor por los animales, especialmente su querido gato, Luna. Luna era un gato aventurero que siempre se metía en problemas. Un día, mientras Clara jugaba en el parque, Luna decidió perseguir a un pájaro y, en su entusiasmo, se escabulló demasiado lejos y, sin que Clara se diera cuenta, se fue detrás de una gran nube que se parecía a una montaña. Clara, preocupada, corrió tras su gato, pero Luna simplemente desapareció en el aire.

Esa noche, Clara no pudo dormir. Se sentía sola sin Luna. Entonces, mientras miraba por la ventana, vio una estrella brillante que iluminaba el cielo. "¿Cómo te gustaría volver a ver a Luna?" - reflejó la estrella, y de pronto, Clara recibió un brillo mágico que iluminó todo su cuerpo. Al instante, las stratos le dijeron que podía volar al cielo para encontrar a su amiga.

Al día siguiente, mientras picaba el desayuno, Clara sintió un cosquilleo en sus pies. "¿Qué está pasando?" - preguntó asombrada. De repente, comenzó a levitar, y con un salto, voló por la ventana. "¡Es increíble!" - gritó, mientras se elevaba por encima de su casa y podía ver todo el pueblo.

Clara voló hacia la nube en la que había visto a Luna, subiendo más alto y más alto, hasta que llegó al reino de los gatos. Al aterrizar suavemente, se dio cuenta de que era un lugar mágico, lleno de gatos de todos los colores y tamaños. Pero también notó que no había ningún rastro de Luna. Clara se acercó a un gato grande y animal. "¿Has visto a Luna?" - preguntó nerviosamente. El gato grande rió y le respondió. "Hay muchas aventuras en este reino, pero a veces los gatos se pierden en sus propios juegos."

Desesperada, Clara comenzó a preguntar a otros gatos si habían visto a su amiga. Después de buscar un buen rato, una pequeña gata blanca se acercó. "He visto a un gato negro corriendo hacia la montaña de nubes al este. Tal vez él sepa dónde está tu Luna" - le dijo.

Clara no dudó ni un segundo y voló hacia aquel lugar. Al llegar, se vio frente a una montaña de nubes que brillaban y parecían suaves. Allí encontró a un gato negro, que estaba parado mirando hacia un abismo de nubes.

"¡Hola! ¿Has visto a Luna?" - preguntó con esperanza.

"La vi saltar hacia un lugar brillante, pero no estoy seguro de cómo llegar allí. El camino es complicado" - explicó el gato negro, un poco triste.

Clara se sintió determinada. "¡Oh, no te preocupes! Si volamos juntos, ¡podremos encontrarla!" - propuso.

Ambos comenzaron a buscar por las nubes brillantes y pronto llegaron a un claro donde los colores hacían danza. Allí, encontraron a muchos gatos que jugaban felices. Clara se sintió algo confundida. "¿Dónde está Luna?". Alguien desde el fondo respondió "¡Nosotros la vemos! Está en la Cueva de los Eco-Gatos, cuidando de otro gatito perdido".

Clara y el gato negro rápidamente se dirigieron a buscarla. Cuando llegaron a la cueva, Clara la vio. A Luna le brillaban los ojos, jugando con un pequeño gatito.

"¡Luna!" - gritó Clara con alegría.

"Clara, ¿eres tú?" - respondió Luna sorprendida. "Estaba ayudando a este gatito y me perdí en la nube".

Clara corrió hacia ella y la abrazó. "¡Qué bueno que te encontré!" - dijo emocionada. Luego, mirando al pequeño gateado que había estado cuidando, agregó "Pero aquí no podemos dejar a este pequeño, ¿verdad?".

El gato negro sonrió y dijo "Si vuelan juntos, siempre podrán volver, incluso todos los gatos que se encuentren en el camino". Clara, Luna, y el pequeño gatito volaron juntos hacia el pueblo, donde los esperaba el cálido sol y su amoroso hogar. Una vez tomadas sus decisiones, Clara, admirando la valía de la amistad y la responsabilidad, sonrió. "Nunca más dejaré que Luna se pierda". - dijo con determinación.

Desde ese día, Clara y Luna se volvieron aún más inseparables, y juntos, disfrutaron de nuevas aventuras, recordando siempre lo que habían aprendido sobre la amistad y la importancia de cuidar a quienes amamos.

FIN.

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