La niña y el golfinho



Había una vez, en un hermoso pueblo costero de Argentina, una niña llamada Letícia Lara. Letícia era una niña curiosa y aventurera que siempre estaba buscando nuevas emociones y experiencias.

Un día, mientras paseaba por la playa, Letícia escuchó un sonido extraño proveniente del mar. Se acercó corriendo para ver qué era y se sorprendió al descubrir a un pequeño golfinho varado en la orilla.

El golfinho parecía estar herido y no podía volver al agua por sí mismo. Letícia se acercó con cuidado al golfinho y le dijo: "No te preocupes, pequeño amigo.

¡Voy a ayudarte!" Sin pensarlo dos veces, Letícia se adentró en el agua hasta donde llegaban sus rodillas y empujó suavemente al golfinho hacia el mar. El golfinho nadaba torpemente hacia aguas más profundas, pero Letícia notó que algo no estaba bien. El golfinho parecía tener dificultades para nadar correctamente debido a sus heridas.

Preocupada por su nuevo amigo marino, decidió que tenía que hacer algo más para ayudarlo. Letícia corrió a casa y buscó información sobre cómo cuidar de los animales marinos heridos.

Descubrió que había un centro de rescate de vida silvestre cerca de allí e inmediatamente decidió llevar al golfinho allí. Al llegar al centro de rescate, fue recibida por Marta, una amable voluntaria del lugar.

Marta examinó al golfinho y confirmó las sospechas de Letícia: el animal estaba enfermo y necesitaba atención médica urgente. Letícia se ofreció a quedarse y ayudar en lo que pudiera. Pasaron días y semanas, pero Letícia nunca perdió la esperanza de que el golfinho se recuperara por completo.

Ella lo visitaba todos los días, le hablaba, jugaba con él y le daba todo su amor y apoyo. Finalmente, llegó el día en que el golfinho estaba listo para ser liberado nuevamente en el mar. Letícia estaba emocionada y triste al mismo tiempo.

Sabía que extrañaría a su nuevo amigo, pero también sabía que había hecho lo correcto al salvarlo. En la playa, Marta y Letícia colocaron al golfinho en una camilla especial para llevarlo hasta el agua.

Cuando finalmente llegaron al mar, el golfinho parecía estar lleno de energía y emoción por volver a casa. Letícia acarició suavemente al golfinho antes de dejarlo ir. "¡Buena suerte, mi amiguito! Siempre te recordaré", dijo con lágrimas en los ojos.

El golfinho nadó rápidamente hacia aguas más profundas mientras Letícia miraba orgullosa desde la orilla. Sabía que había hecho algo increíble: había salvado una vida marina y había aprendido sobre la importancia de cuidar del medio ambiente y proteger a todas las criaturas vivientes.

Desde ese día en adelante, Letícia siguió siendo una niña curiosa y aventurera, pero ahora también era consciente del impacto positivo que podía tener en el mundo que la rodeaba.

Y cada vez que veía un golfinho saltando felizmente en el océano, sonreía y recordaba la increíble experiencia que había vivido. .

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!