La niña y el lobo
Había una vez una niña llamada Luna que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos y animales. Luna era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Luna encontró a un cachorro abandonado. El pobre perro tenía rasgos de lobo y parecía estar asustado. Sin pensarlo dos veces, Luna decidió llevarlo a su hogar y cuidarlo como si fuera parte de su familia.
Luna llamó al cachorro —"Lobo" y juntos se convirtieron en los mejores amigos. Lobo creció rápidamente y pronto se convirtió en un perro valiente y leal. Aunque todavía tenía algunos instintos de lobo, nunca mostró agresividad hacia nadie.
Un día, mientras paseaban por el campo, Lobo comenzó a perseguir a unas gallinas que estaban picoteando cerca del granero de la vecina Doña Rosa. Las gallinas se asustaron mucho y salieron corriendo en todas direcciones.
Doña Rosa salió furiosa de su casa para ver qué estaba pasando.
Al ver a Lobo persiguiendo sus gallinas, gritó: "¡Luna! ¡Controla a tu perro! ¡Está asustando a mis preciosas gallinas!"Luna se disculpó inmediatamente con Doña Rosa y prometió hacer lo posible para que eso no volviera a ocurrir. Decidió buscar una solución para evitar que Lobo siguiera persiguiendo las gallinas. Investigando en libros sobre comportamiento animal, Luna descubrió que los perros necesitan entrenamiento para aprender a controlar sus instintos.
Decidió buscar ayuda y encontró a un entrenador de perros llamado Pedro. Pedro le enseñó a Luna cómo entrenar a Lobo para que dejara de perseguir gallinas. Juntos, practicaron comandos como —"quieto" y "no tocar".
Lobo aprendió rápidamente y pronto pudo controlarse cuando veía gallinas cerca. Luna estaba muy orgullosa de su perro lobo porque había demostrado que podía cambiar sus instintos por el bienestar de los demás.
Decidió organizar un evento en el pueblo para mostrar lo bien que se había comportado Lobo. Invitó a todos los vecinos, incluyendo a Doña Rosa, quien aceptó la invitación con curiosidad.
En el evento, Luna mostró cómo Lobo ya no perseguía gallinas ni mostraba ningún tipo de agresividad hacia otros animales. Doña Rosa estaba impresionada y se disculpó con Luna por haber sido tan dura en el pasado. Reconoció que Lobo era un perro valiente y obediente gracias al amor y dedicación de Luna.
A partir de ese día, Luna y Doña Rosa se hicieron amigas. Juntas empezaron a cuidar las gallinas del pueblo y enseñaron a todos sobre la importancia del respeto hacia los animales.
Luna demostró que no importa qué instintos tengamos dentro de nosotros, siempre podemos aprender a controlarnos si tenemos paciencia, amor y determinación. Y así fue como Luna niña perro lobo gallinas se convirtió en una inspiradora historia sobre superar obstáculos y hacer cambios positivos en nuestras vidas.
FIN.