La niña y el pescador


Lua era una niña muy curiosa y activa. Le encantaba explorar cada rincón de su casa, correr por los pasillos y jugar con sus juguetes favoritos.

Pero un día, mientras estaba corriendo felizmente por la sala de estar, algo extraño sucedió. De repente, un hombre con botas de goma y un sombrero de pescador irrumpió en la casa con una red gigante en la mano.

Lua se detuvo en seco al verlo y se quedó mirándolo fijamente mientras el hombre avanzaba hacia ella. "¿Qué está pasando aquí?"- preguntó Lua confundida. El pescador sonrió y le respondió:"Hola pequeña, estoy buscando peces para llevar a mi tienda de mascotas.

¿No eres tú también un pez?"Lua no entendía lo que quería decir el hombre. Ella sabía que era una niña, no un pez. Pero antes de que pudiera decir algo más, el pescador desplegó su gran red sobre ella y la envolvió completamente.

Lua intentó liberarse pero era inútil, estaba atrapada en la red del pescador como si fuera un pez real. "¡Socorro! ¡Déjenme salir!"- gritaba Lua asustada.

Pero el hombre solo reía mientras recogía la red con ella adentro y salía corriendo por la puerta principal hacia su camioneta estacionada afuera. Mientras viajaban juntos en el vehículo del pescador, Lua comenzó a llorar desconsoladamente pensando que nunca volvería a ver a sus padres ni a jugar con sus amigos nuevamente.

Pero el pescador, al verla tan triste, decidió hacer algo especial por ella. "No llores más pequeña. Te prometo que te llevaré de vuelta a casa pronto.

Pero primero, quiero mostrarte algo muy interesante"- le dijo el hombre con una sonrisa amable. Lua se secó las lágrimas y lo miró curiosa. ¿Qué podría ser tan interesante como para hacerla olvidar su miedo? Después de un largo viaje en camioneta, finalmente llegaron a la tienda de mascotas del pescador.

Lua se sorprendió al ver tantos animales diferentes: peces dorados nadando en acuarios gigantes, pájaros cantando melodías hermosas y perros moviendo sus colas con alegría. El pescador la llevó hacia un gran estanque lleno de patos y otros animales acuáticos.

Lua estaba fascinada por los colores brillantes de los patos y sus divertidos graznidos. "¿Te gusta esto?"- preguntó el hombre mientras señalaba a los patos.

Lua asintió emocionada y le respondió:"¡Sí! ¡Son hermosos!"El pescador sonrió satisfecho y luego abrazó a Lua con cariño mientras le explicaba:"Verás pequeña, todos estos animales son especiales porque cada uno tiene algo único que ofrecer al mundo.

Los peces pueden nadar rápidamente bajo el agua sin ahogarse, los pájaros pueden volar muy alto en el cielo sin cansarse y los perros pueden proteger a sus dueños cuando están en peligro. "Lua escuchaba atentamente las palabras del hombre y poco a poco comenzó a entender lo que quería decirle.

Cada ser vivo en el mundo era especial y tenía un propósito único. "Entonces, ¿también soy especial?"- preguntó Lua con una sonrisa tímida. El pescador acarició su cabello suavemente y le respondió:"Por supuesto que sí pequeña.

Tú eres especial porque eres única e irrepetible. Nadie más en el mundo es como tú y eso te hace muy valiosa. "Lua se sintió feliz al escuchar esto, finalmente había encontrado algo que la hacía sentir importante y querida.

Después de pasar un rato más en la tienda de mascotas, el pescador cumplió su promesa y llevó a Lua de vuelta a casa sana y salva.

Desde ese día, Lua aprendió que ella también era especial y tenía mucho por ofrecer al mundo si se daba la oportunidad.

Y así, gracias a esa experiencia inesperada con el pescador, Lua creció feliz sabiendo que siempre habría alguien ahí fuera dispuesto a ayudarla cuando necesitara un empujón para encontrar su lugar en el mundo.

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