La Niña y la Casita de Chocolate
Había una vez una niña llamada Bianca Chiara que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques. Un día, mientras caminaba por el bosque, se topó con una hermosa casita hecha completamente de chocolate.
- ¡Wow! ¿De verdad es una casita de chocolate? -se preguntó Bianca Chiara sorprendida. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia la casita y comenzó a comer todo lo que encontraba a su paso: paredes de chocolate, techo de galleta y ventanas de caramelo.
Estaba tan feliz comiendo dulces que no se dio cuenta cuando la dueña de la casa apareció detrás suyo. - ¡Ey! ¡¿Qué estás haciendo? ! -exclamó la señora enfadada al ver a Bianca Chiara destrozando su casa.
Bianca Chiara se asustó al escucharla y rápidamente le explicó lo que había pasado.
La señora se calmó al ver que era solo una niña inocente y le preguntó:- ¿Por qué estás aquí solita en el bosque? Bianca Chiara le contó sobre su vida en el pueblo y cómo siempre estaba sola porque los demás niños no querían jugar con ella por ser diferente. La señora comprendió su situación y decidió ayudarla. - Ven conmigo -dijo la señora-.
Te enseñaré algo muy especial. La llevó dentro de la casa donde había un gran horno lleno de masa para hacer pan. Le mostró cómo amasar el pan y cocinarlo en el horno, enseñándole todos los secretos del proceso.
Bianca Chiara estaba fascinada con todo lo que aprendía. - ¡Esto es increíble! ¿Cómo puedo agradecerte? -preguntó Bianca Chiara.
La señora sonrió y le dijo:- Lo que más me gustaría es que siempre recuerdes lo especial que eres, incluso si los demás no lo ven. Y además, podrías ayudarme a cuidar la casa de chocolate y enseñarle a otros niños cómo cocinar pan. Bianca Chiara se sintió feliz y emocionada al escuchar eso.
Finalmente había encontrado un lugar donde pertenecer y una forma de compartir sus habilidades con los demás.
A partir de ese día, visitaba regularmente la casita de chocolate para aprender nuevos trucos culinarios y enseñarles a otros niños del pueblo todo lo que sabía sobre hacer pan. Así fue como Bianca Chiara encontró su verdadera pasión en la vida gracias a la ayuda de una amable desconocida.
Y aunque parecía haber encontrado la felicidad en el sabor delicioso del pan fresco, lo que realmente había encontrado era algo mucho más importante: su propia identidad y propósito en el mundo.
FIN.