La noche al aire libre
Fran era un niño muy feliz y aventurero. Le encantaba conocer nuevos lugares, hacer amigos y explorar el mundo que lo rodeaba. Sin embargo, había algo que lo preocupaba mucho: dormir fuera de su casa.
Cada vez que sus padres le proponían ir a un campamento o pasar la noche en casa de algún amigo, Fran se ponía muy nervioso y decía que no quería ir.
Un día, sus amigos del colegio organizaron una excursión al campo para observar las estrellas por la noche. Fran estaba emocionado por esta aventura, pero cuando supo que tendrían que dormir en carpas, empezó a sentirse incómodo. "No quiero dormir afuera", dijo Fran con tristeza.
"¿Por qué no?", preguntó uno de sus amigos. "Porque me da miedo", respondió él con timidez. Sus amigos intentaron animarlo y convencerlo de que todo estaría bien, pero Fran seguía inseguro. Fue entonces cuando apareció Don Carlos, el abuelo del colegio.
Don Carlos era un hombre sabio y amable que siempre tenía una historia interesante para contar. Al ver a Fran tan triste, se acercó a él y le preguntó qué le pasaba.
Fran le explicó su problema y Don Carlos sonrió comprensivamente:"¡Ah! Yo también solía tener miedo de dormir fuera de mi casa cuando era niño", confesó el anciano. Los niños se sorprendieron al escuchar esto ya que ellos veían en Don Carlos una persona valiente e intrépida.
"¿En serio?", preguntó Fran con asombro. "Sí", afirmó el abuelo. "Pero un día descubrí algo que me ayudó a superar ese miedo". "¿Qué fue?", preguntaron los niños curiosos.
Don Carlos les contó la historia de una noche en la que él y su familia habían decidido dormir al aire libre, bajo las estrellas.
Al principio estaba muy asustado, pero luego notó algo increíble: el cielo se llenaba de estrellas brillantes y hermosas, y el sonido de la naturaleza lo envolvía como una canción tranquilizadora. "Desde entonces", dijo Don Carlos con una sonrisa en su rostro, "me encanta dormir afuera. Me hace sentir parte del universo".
Los niños escuchaban atentamente cada palabra del abuelo y Fran empezó a imaginar lo hermoso que debía ser ver el cielo lleno de estrellas. "¡Yo también quiero vivir esa experiencia!", exclamó Fran emocionado. Así fue como Don Carlos convenció a Fran para ir al campamento nocturno con sus amigos.
Durante la noche, todos disfrutaron del espectáculo celestial mientras compartían historias y risas en torno a una fogata cálida. Fran se sintió feliz por haber superado su miedo gracias a las palabras sabias del abuelo.
Ahora entendía que dormir fuera de casa podía ser una aventura maravillosa e inolvidable si uno lo hacía con valentía y curiosidad.
A partir de entonces, Fran no volvió a temerle a los campamentos ni a ninguna otra experiencia nueva que le ofreciera el mundo exterior. Y eso le permitió seguir explorando sin límites. Fin
FIN.