La noche de aventuras con Renata



Había una vez cinco primos hermanos llamados Sofía, Juanito, Marta, Pedro y Lucía. Eran muy unidos y siempre buscaban la manera de pasar tiempo juntos.

Un fin de semana decidieron hacer una pijamada en casa de sus abuelos para divertirse aún más. Los cinco primos llegaron emocionados a la casa de sus abuelos. La abuela los recibió con una gran sonrisa y les preparó deliciosas galletas caseras para merendar.

Todos se sentaron alrededor de la mesa y comenzaron a contar chistes y anécdotas mientras disfrutaban las galletitas. En ese momento, llegaron corriendo Renata y Bruno, los perros traviesos de la familia.

Los primos se pusieron muy contentos al verlos y empezaron a jugar con ellos en el jardín trasero de la casa. "¡Vamos a jugar a las escondidas!", propuso Sofía emocionada. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a buscar el mejor lugar para esconderse.

Juanito decidió ocultarse detrás del rosal, Marta se metió debajo del coche viejo que estaba en el garaje, Pedro se subió al árbol más alto del jardín y Lucía se escondió detrás de un montón de hojas secas.

Sofía fue la encargada de contar hasta diez mientras todos buscaban su escondite perfecto. Cuando terminó de contar, salió disparada en busca de sus primos mientras Renata y Bruno corrían junto a ella. Uno por uno fueron encontrando a los demás primos hasta que solo quedaba por encontrar a Marta.

Buscaron por todas partes, pero no la encontraban por ningún lado. Comenzaron a preocuparse y llamaron a Marta, pero no obtenían respuesta. "¡Marta, Marta! ¿Dónde estás?", gritaban los primos desesperados.

De repente, escucharon un ruido proveniente del coche viejo. Se acercaron corriendo y descubrieron que Marta había quedado atrapada en el interior del vehículo al cerrarse accidentalmente la puerta. Todos se asustaron mucho y trataron de abrir la puerta sin éxito.

Fue entonces cuando Renata, el perro más inteligente de todos, comenzó a ladrar y saltar alrededor del coche. "¡Renata tiene una idea!", exclamó Pedro emocionado. Pedro recordó que su abuelo tenía una llave extra para el coche guardada en el garaje.

Corrió rápidamente hacia allí mientras los demás seguían intentando tranquilizar a Marta desde afuera. Afortunadamente, Pedro encontró la llave y regresó corriendo hacia el coche. Abrió la puerta y liberó a Marta, quien salió muy asustada pero intacta.

Los primos abrazaron a Marta con alegría y le dieron las gracias a Renata por haberles ayudado en ese momento tan difícil.

Aprendieron que siempre debían estar atentos cuando jugaban en lugares peligrosos y que era importante trabajar juntos para resolver problemas inesperados. La pijamada continuó con juegos divertidos dentro de casa mientras Renata y Bruno recibían muchos mimos por su valiosa ayuda. Esa noche todos durmieron plácidamente sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo.

Y así, los primos hermanos aprendieron la importancia de la amistad y el trabajo en equipo gracias a las travesuras de Renata y Bruno. Desde entonces, cada vez que se reunían recordaban esa pijamada como un momento especial en sus vidas.

FIN.

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