La Noche de Bailes y Aventuras
Era una noche luminosa, y Angelina Ballerina, una ratoncita amarilla con un gran sueño de convertirse en una famosa bailarina, se preparaba para cuidar de su pequeña hermanita Polly. Aquella noche, sus papás, Maurice y Matilda, habían decidido salir a cenar a la casa de la tía Gloria. Angelina había puesto su mejor vestido de ballet rosa y un par de zapatillas que brillaban con la luz de la luna. Por otro lado, Polly estaba vestida con un conjunto divertido: una camiseta azul con estampado de estrellas y una falda amarilla que le hacía parecer una pequeña flor.
Los padres de Angelina, Maurice y Matilda, se habían vestido con ropa casual pero elegante. Maurice llevaba una camisa de cuadros azul y pantalones beige que le daban un aire relajado, mientras que Matilda se había puesto un vestido floral en tonos morados y verdes que reflejaba su alegría.
Antes de salir, Matilda le dio a Angelina algunos consejos:
"Angelina, cuida mucho de Polly y asegúrate de que se divierta, pero también de que esté segura."
"¡Sí, mamá! Voy a hacer todo lo posible!" respondió Angelina con una gran sonrisa.
Una vez solos, Angelina y Polly comenzaron a jugar en el salón. Polly, con sus enormes ojos brillantes, miraba a su hermana con admiración mientras ella practicaba algunos pasos de danza.
"¡Bailame algo, Angelina!" pidió Polly con emoción.
Angelina sonrió y comenzó a moverse al ritmo de la música que salía de un viejo reproductor de juguetes.
"¡Mira, Polly! ¡Esto es un pirueta!" exclamó Angelina mientras giraba con gracia. Pero justo cuando se giró, ¡bum! accidentalmente derribó la torre de bloques de Polly.
"¡Oh no!" dijo Polly, sorprendida. "¿Por qué hiciste eso?"
"Lo siento mucho, Polly. No fue mi intención. Pero mira, podemos construirla juntas de nuevo y hacerla aún más alta. ¡Como un equipo!" sugirió Angelina.
Ambas trabajaron juntas, riendo y contando historias mientras apilaban los bloques. Una vez que terminaron, la torre era mucho más alta que antes.
"¡Mirá, lo logramos!" gritó Polly emocionada. Pero en ese momento, la torre comenzó a tambalearse. ¡Dio una vuelta y se derrumbó por completo!"¡Oh, no otra vez!" dijo Polly, desilusionada.
Angelina, viendo la tristeza en el rostro de su hermanita, se acercó y tomó su mano:
"No te preocupes, Polly. A veces las cosas no salen como queremos, ¡pero eso no significa que no podamos divertirnos! ¿Qué te parece si hacemos una competencia de baile después de recoger los bloques?"
"¡Buena idea!" respondió Polly entusiasmada.
Mientras recogían los bloques, tuvieron una idea brillante.
"¿Y si creamos una danza especial para mostrarle a mamá y papá cuando vuelvan?" sugirió Angelina.
"¡Sí!" aclamó Polly, brincando de alegría.
Y así, comenzaron a combinar pasos de ballet con movimientos divertidos, creando una coreografía única que haría que cualquier espectáculo pareciera aburrido. Cada giro, cada salto, era una explosión de risas que hacía resonar las paredes.
Finalmente, cuando terminaron su danza, las energías de ambas habían subido. Aún faltaba un poco para que sus padres regresaran, así que decidieron prepararse para su regreso.
"Voy a hacer un dibujo hermoso de nosotras bailando, para que ellos lo vean cuando lleguen," dijo Polly.
Angelina sacó algunas crayones y juntas comenzaron a dibujar un gran mural en una hoja de papel. Mientras dibujaban, escucharon un sonido familiar desde la puerta.
"¡Sorpresa!" gritaron Maurice y Matilda al entrar, traídos por los brillantes colores y las risas de sus hijas.
"¿Qué están haciendo aquí?", preguntó Matilda, sorprendida.
"¡Papá, mamá! ¡Hicimos algo especial para ustedes!" exclamó Angelina. Y ahí, junto a su obra de arte, las dos ratoncitas comenzaron a bailar entusiasmadas.
Maurice y Matilda aplaudieron y se unieron a la diversión mientras las risas llenaban la habitación.
Esa noche, Angelina aprendió que cuidar de su hermana no solo era un trabajo, sino una oportunidad para crear recuerdos maravillosos juntos. Y junto a Polly, crearían muchas más aventuras y bailes mágicos en el futuro.
FIN.