La Noche de Halloween



Era una noche mágica de Halloween en el vecindario donde vivían Luna y Noci, dos gatas muy especiales. Luna, con su pelaje negro y sus ojos verdes que brillaban como esmeraldas, era la aventurera del grupo. Noci, en cambio, con su suave pelaje naranja y su actitud tranquila, prefería quedarse cerca de casa, observando las estrellas.

La luna llena iluminaba el camino mientras las hojas de los árboles crujían con el viento. Luna no podía contener su emoción por la llegada de Halloween. Había escuchado historias sobre las aventuras que otros gatos habían tenido en esta noche especial y quería vivirlas también.

Entonces, se le ocurrió una idea. "Noci, ¡vamos a buscar dulces!"

Noci, encariñada por el entusiasmo de su amiga, dudó un momento. "¿Pero y si nos perdemos?"

"¡No te preocupes! Solo nos moveremos en el vecindario. Además, prometo que será seguro. ¡Es Halloween!"

Con un leve suspiro, Noci decidió unirse a la aventura. Las gatas salieron de casa en busca de golosinas. Las calles estaban adornadas con calabazas talladas y luces de colores. Niños disfrazados corrían de un lado a otro, riendo y gritando.

A medida que exploraban, se encontraron con otros gatos en el vecindario. Un gato gris llamado Tom, con una larga cola moviéndose de lado a lado, se les acercó. "¿Vienen a buscar dulces también? Puedo mostrarles el mejor lugar para encontrar golosinas."

Luna, emocionada, asintió. "¡Sí, por favor!"

Pero Noci, un poco más cautelosa, miró al gato. "¿Seguir a un gato desconocido no es un poco arriesgado?"

Luna pensó un momento y luego dijo: "Es verdad, Noci. Pero también podría ser una gran oportunidad para hacer nuevos amigos. ¿Qué opinás?"

Noci, después de pensarlo, decidió confiar en la intuición de su amiga. "Está bien, vamos juntos. Pero si algo se siente raro, volvemos a casa, ¿sí?"

Con esa promesa, las tres gatas, siguieron a Tom. Los llevó a una casa muy grande, decorada con telarañas y calaveras brillantes. "Este lugar reparte los mejores dulces de todo el vecindario," dijo Tom mientras guiaba a las gatas hacia la puerta principal.

Sin embargo, cuando llegaron, se dieron cuenta de que la puerta estaba cerrada. Una voz misteriosa se escuchó desde el interior. "¡Quien quiera dulces debe resolver un acertijo primero!"

A Luna le brillaron los ojos. "Este será nuestro primer desafío. ¿Nosotros podemos hacerlo?"

Noci miró a Luna, algo insegura. "¿Y si no lo logramos?"

"¡Pero si lo hacemos, será grandioso! Además, siempre podemos volver si no sabemos la respuesta."

Tom sonrió. "¡Vamos a intentarlo juntos!"

El espíritu de aventura llenó a las gatas, y se prepararon para resolver el acertijo. "¿Qué es lo que siempre avanza, nunca retrocede y a veces da miedo?"

Noci frunció el ceño, mientras que Luna se concentraba. Después de unos momentos de reflexión, Noci, iluminándose, dijo: "¡El tiempo!"

La voz misteriosa hizo una pausa antes de responder. "¡Correcto! Aquí tienen sus dulces."

Las gatas, emocionadas, recibieron una bolsa llena de caramelos. Se despidieron de Tom y comenzaban a regresar a casa.

Mientras caminaban, las estrellas brillaban más que nunca. "Noci, esta ha sido la mejor noche de Halloween de todas," dijo Luna, feliz.

Noci, sonriendo, respondió: "Tenías razón, a veces hay que correr riesgos para vivir grandes aventuras."

Así, las gatas regresaron a casa con dulces y la certeza de que juntas podían enfrentar cualquier desafío. La Noche de Halloween no solo les trajo golosinas, sino también una nueva amistad y el valor para explorar lo desconocido. Y desde entonces, cada Halloween se convirtió en una oportunidad para vivir nuevas experiencias, siempre juntas y siempre con un poco de aventura.

FIN.

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