La noche de Halloween en la casa embrujada
Había una vez una niña llamada Valentina, a la que le encantaba Halloween. Un año, decidió ir a la casa embrujada del pueblo, a pesar de las advertencias de los adultos.
Al llegar a la casa, Valentina notó que algo extraño sucedía allí. Las luces parpadeaban, se escuchaban risas siniestras y las sombras se movían de manera inquietante. A pesar del miedo, Valentina decidió entrar, convencida de que no existían fantasmas.
Al adentrarse en la casa, se encontró con un anciano misterioso que le advirtió sobre los peligros que acechaban en ese lugar. Sin embargo, Valentina decidió seguir adelante y explorar cada rincón de la casa. Pronto, descubrió que los supuestos fantasmas eran simplemente trucos y efectos especiales.
Valentina se dio cuenta de que la casa embrujada no era más que un lugar para divertirse y dar sustos a los visitantes.
La valentía de la niña la llevó a desenmascarar el engaño, y al hacerlo, ganó el respeto del anciano, quien resultó ser el dueño del lugar. Desde ese día, Valentina se convirtió en la heroína del pueblo, enseñando a todos que, a veces, lo que parece aterrador no es más que una ilusión.
FIN.