La noche de la abuela



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos mejores amigos llamados Yesica y Sebastian. Ellos eran inseparables y siempre hacían todo juntos los fines de semana.

Un domingo, decidieron ir a comer asado al parque para disfrutar del hermoso día soleado. "Sebas, ¿estás listo para el asado?" preguntó Yesi emocionada. "¡Claro que sí! Traje mi mejor cuchillo para cortar la carne", respondió Sebastián con una sonrisa en su rostro.

Luego de disfrutar del delicioso asado, decidieron ir a pasear por la laguna cercana. Pero cuando llegaron a casa de Yesica, ella se sintió muy cansada y terminó durmiéndose profundamente.

"Bueno no importa, yo iré solo", dijo Sebastián tratando de no preocuparla. Así que Sebas tomó su bicicleta y partió hacia la laguna. En el camino encontró algunas piedras interesantes que decidió reagarrar para mostrarle después a Yesi.

Mientras tanto, Yesica despertó horas más tarde y se dio cuenta de que había dejado sola a su amigo. Se sintió mal por haberse quedado dormida y decidió buscarlo en la laguna para compensarlo. Cuando finalmente llegó al lugar donde habían planeado ir juntos, descubrió que Sebastian no estaba allí.

Ella comenzó a buscarlo desesperadamente hasta encontrarlo sentado en un banco junto al agua mirando las estrellas. "¿Qué haces aquí solo?", preguntó curiosa Yesica preocupada.

Sebastian le contó sobre su aventura solitaria y le mostró las piedras que había recogido en el camino. Yesica se sintió aliviada de haber encontrado a su amigo y se unió a él para disfrutar del hermoso paisaje nocturno.

Cuando regresaron a casa, ambos estaban agotados pero felices por haber pasado un día tan especial juntos. Encendieron la televisión para ver una película y mientras la veían, Yesica recordó algo importante.

"¡Sebas! ¡Mañana es el cumpleaños de mi abuela! ¿Qué vamos a hacer?""No te preocupes, ya tengo todo planeado", respondió Sebastián con una sonrisa en su rostro. Entonces los dos amigos comenzaron a planear una gran sorpresa para la abuela de Yesica. Decidieron hacerle una torta y comprarle un lindo regalo que ella adoraría.

Al día siguiente, fueron a visitarla y le dieron su sorpresa. La abuela estaba muy emocionada y les dio las gracias por ser unos nietos tan maravillosos.

Esta experiencia enseñó a Yesica y Sebastian sobre la importancia de apoyarse mutuamente en momentos difíciles, tener paciencia cuando algo no sale según lo planeado y siempre estar ahí el uno para el otro sin importar qué pase. Juntos aprendieron que los mejores momentos son aquellos que comparten juntos con amor y amistad sincera.

FIN.

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