La noche de las estrellas brillantes



Pablo estaba emocionado. Desde que era chiquito, siempre le fascinaban las estrellas y los planetas. Por eso, cuando se enteró de que en el club de astronomía iban a salir al campo para observarlos, no lo podía creer.

Esa tarde, se reunió con sus compañeros en la plaza del pueblo. Todos estaban ansiosos por empezar la actividad.

El profesor Martín les explicó cómo debían usar los telescopios y les dio algunas indicaciones sobre qué planetas podrían ver esa noche. "¡Estoy seguro de que vamos a ver cosas increíbles esta noche!", dijo Martín con entusiasmo. Los chicos subieron al micro que los llevaría al campo de observación.

Durante el trayecto, Pablo miraba por la ventanilla y veía las luces de la ciudad alejarse poco a poco, dejando paso a un cielo oscuro lleno de estrellas. Al llegar al campo, armaron los telescopios y se prepararon para comenzar la observación.

La primera parada fue Júpiter, el planeta más grande del sistema solar. A través del telescopio, pudieron ver claramente sus bandas atmosféricas y hasta cuatro de sus lunas más grandes.

"¡Es asombroso! ¡Nunca pensé que podría ver algo así!", exclamó Pablo emocionado. Luego pasaron a Saturno, con sus característicos anillos que parecían flotar en el espacio. Los chicos no podían creer lo hermoso que se veía a través del telescopio.

"¡Qué maravilla! Estoy sin palabras", dijo Ana, una de las integrantes del club. De repente, mientras observaban Marte, algo inesperado sucedió. Vieron un destello brillante cruzando el cielo a gran velocidad. "¿Qué será eso?", preguntó Juan intrigado.

El profesor Martín consultó su tablet y luego sonrió: "¡Es un meteorito! Tenemos mucha suerte de haberlo visto". La emoción invadió al grupo. Habían presenciado uno de los fenómenos más impresionantes del universo en vivo y en directo.

Después de varias horas de observación, era hora de regresar a casa. En el camino de vuelta, todos compartían anécdotas e impresiones sobre lo vivido esa noche mágica. Al llegar al pueblo, Pablo miraba nuevamente las estrellas desde la plaza con una sonrisa en el rostro.

Sabía que esa experiencia quedaría grabada en su memoria para siempre y que seguiría explorando los misterios del universo con la misma pasión e ilusión de siempre.

FIN.

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