La noche de las estrellas brillantes


Era un día soleado y los chicos de tercer grado estaban emocionados porque por fin llegaría la noche en la que se irían de campamento. Empacaron sus mochilas con mucha ilusión, porque sabían que pasarían momentos increíbles en el bosque.

Cuando llegaron al campamento, montaron las tiendas de campaña, jugaron a la mancha y a las escondidas, exploraron la naturaleza y recolectaron leña para la fogata.

Después de un día lleno de diversión, estaban cansados, pero justo cuando el sol se ocultó y el cielo se llenó de estrellas, decidieron no dormir y quedarse afuera mirando el impresionante espectáculo. "¡Miren esa estrella fugaz!", exclamó Martín señalando al cielo.

"¡Wow, parece que hay millones de estrellas brillando!", dijo Sofía emocionada. "¿Qué estrella creen que es la más brillante?", preguntó Renata. Los chicos pasaron horas disfrutando y conversando sobre las estrellas, y en ese momento se dieron cuenta de lo vasto e increíble que es el universo.

De repente, una idea cruzó la mente de Juan: "¿Y si pedimos un deseo cada uno al ver una estrella fugaz?". La idea entusiasmó a todos, y sobrevino un silencio expectante.

En ese momento, algo mágico sucedió: una estrella fugaz cruzó el cielo y los chicos cerraron los ojos y pidieron un deseo con todas sus fuerzas.

Finalmente, la noche llegó a su fin y la mañana trajo consigo nuevos descubrimientos y aventuras en el campamento, pero los chicos guardaron en sus corazones la magia de la noche de las estrellas brillantes.

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