La Noche de las Estrellas Perdidas
Era una hermosa noche de verano en el pequeño pueblo de Estrellitas. Los niños del lugar estaban emocionados, porque esta noche era especial: ¡se celebraba la Fiesta de las Estrellas! Cada año, los habitantes de Estrellitas se reunían para observar el cielo y contar cuántas estrellas podían ver. Pero este año, algo inesperado estaba a punto de suceder.
El pequeño Lucas, un niño curioso y aventurero, no podía dormir. Se dio vuelta en su cama una y otra vez, hasta que decidió mirar por la ventana.
"¡Wow!" - exclamó Lucas, al ver que el cielo estaba cubierto de estrellas brillantes.
Movido por la curiosidad, se puso su abrigo y salió de su casa. La noche estaba llena de luces y sonidos, y Lucas no podía resistir la tentación de ver las estrellas más de cerca. Caminó por las calles de Estrellitas, donde se escuchaban risas y música.
Cuando llegó al parque, vio a sus amigos preparando todo para la fiesta.
"¡Hola, Lucas!" - saludó Clara, su amiga más cercana "¿Por qué no viniste antes? ¡La fiesta está por comenzar!".
"No podía dormir, así que decidí venir a ver las estrellas. ¿Podemos contar cuántas vemos juntos?" - respondió Lucas entusiasmado.
Sus amigos, que estaban ocupados armando un enorme telescopio, se miraron entre sí y sonrieron.
"¡Claro! Pero primero debemos terminar el telescopio. Después podremos ver las estrellas como nunca antes" - dijo Joaquín, otro amigo.
Juntos, trabajaron en el telescopio y, cuando finalmente estuvo listo, la emoción llenó el aire.
"¡Tres, dos, uno! ¡Miren!" - gritó Clara mientras apuntaban al cielo. Lo que vieron los dejó maravillados: un espectáculo de luces y colores.
Pero de repente, una estrella comenzó a caer del cielo, brillando intensamente mientras atravesaba el firmamento.
"¡Miren eso! ¡Una estrella fugaz!" - exclamó Lucas, mientras todos hacían silencio y observaban.
"¡Vamos a pedir un deseo!" - dijo Joaquín.
Cada uno cerró los ojos y pidió lo que más deseaba.
"Yo quiero que todos tengan una gran noche" - pidió Lucas con el corazón lleno de alegría.
Luego de un rato de deslumbrarse con el cielo estrellado, Clara dijo:
"Chicos, hay algo raro en el cielo esta noche. Está... demasiado vacío. ¿No les parece?"
Al mirar con más atención, se dieron cuenta de que muchas estrellas estaban parpadeando como si estuvieran en problemas.
"Parece que están pidiendo ayuda" - comentó Joaquín, preocupado.
"¡Debemos hacer algo!" - dijo Lucas con determinación. "Si todas han pedido ayuda en la misma noche, quizás debamos ver qué les ocurre."
"¿Cómo lo haremos?" - preguntó Clara "No somos superhéroes".
"Pero tenemos el telescopio. Tal vez podamos ver a las estrellas más de cerca" - sugirió Lucas.
Así, decidieron usar el telescopio para buscar las estrellas y entender por qué brillaban de esa manera. Estuvieron toda la noche observando, pero, al final, sólo lograron ver luces que parecían apagarse poco a poco.
"Las estrellas parecen tristes. Quizás están solas y no tienen a nadie con quien brillar" - pensó Clara.
El grupo recordó cómo en la fiesta se habían reunido todos para alegrarse unos a otros.
"Entonces, ¡lo que necesitamos hacer es reunirnos y hacer que nuestras estrellas se sientan en casa!" - dijo Lucas.
Así, decidieron convocar a todos los habitantes de Estrellitas:
"¡Vengan! ¡Hagamos una gran fogata! ¡Contemos historias, cantemos y bailemos para que nuestras estrellas sepan que no están solas!" - convocó Clara.
Poco a poco, todos los vecinos se acercaron al parque. Al ver a la comunidad unida, las estrellas comenzaron a brillar más intensamente.
Con cada cuento y cada risa, las estrellas parecían sonreír, llenando el cielo de luz y esperanza.
"¡Lo logramos! Las estrellas están brillando de nuevo!" - exclamó Joaquín con alegría.
Lucas sonrió, satisfecho. No sólo había aprendido que cada estrella brillaba más con compañía, sino que también, aunque a veces no pudieran dormir, siempre había aventuras y magia en el mundo, especialmente cuando estaba rodeado de buenos amigos.
Al final, la Fiesta de las Estrellas se convirtió en una celebración de unión y felicidad. Y desde esa noche, nunca olvidaron que cada uno tenía un brillo especial que podía iluminar la vida de los demás, como las estrellas en el cielo.
Y así, en Estrellitas, cada vez que alguien no podía dormir, sabían que las estrellas siempre estarían ahí, esperando que pinten con su luz el cielo de nuevo.
FIN.