La Noche de los Mimos



Era un día cualquiera en el pequeño barrio de Villa Esperanza. Cuando el sol comenzaba a ocultarse y los colores del cielo se tornaban en tonos naranjas y lilas, una niña llamada Lila se preparaba para su momento favorito del día: el ritual de dormir.

Cada noche, su mamá la acurrucaba en su cama, le contaba un cuento y le daba esos mimos que tanto adoraba. Lila nunca se cansó de esos momentos juntos, pero había algo más que deseaba.

"Mamá, ¿podrías contarme un cuento de princesas esta noche?" - le preguntó Lila con ojos brillantes.

"Por supuesto, mi amor. Pero primero, ¿quieres que juguemos a un juego?" - respondió su mamá, sonriendo.

Esa noche, Lila decidió que quería hacer algo especial. Se acordó de una idea que tuvo en la escuela: un cuento donde pudiera inventar un final inesperado.

"¡Mamá, qué tal si inventamos un cuento juntas?" - sugirió Lila con entusiasmo.

"¡Eso suena genial! ¿De qué se tratará?" - preguntó su mamá.

Comenzaron su cuento sobre una princesa que vivía en un castillo mágico rodeado de árboles que hablaban. Pero mientras contaban, Lila se dio cuenta de que siempre seguían un camino predecible.

"Mamá, ¿y si la princesa decide no esperar a que la rescaten? ¿Y si ella misma va a buscar su aventura?" - propuso Lila, emocionada por la idea.

"Eso sería sorprendente. ¡Vamos a hacerlo!" - dijo su mamá, intrigada por el nuevo rumbo del cuento.

La princesa se despidió de su reino, y con un par de botas mágicas, saltó a un bosque lleno de sorpresas. Allí, se encontró con animales que hablaban y hizo nuevos amigos. Pero, de repente, apareció un dragón que tenía un problema.

"¿Sabías que este dragón no quiere comer a la princesa, sino que necesita ayuda para encontrar su hogar?" - planteó Lila.

"¡Claro que sí! La princesa puede ayudarlo. ¿Qué pasará después?" - dijo su mamá.

Mientras continuaban el relato, Lila decidió que la princesa, en lugar de esperar a ser rescatada, juntó a todos los animales para ayudar al dragón.

"¡Y juntos formaron una gran amistad!" - gritó Lila, entusiasmada.

"¡Exactamente! Esa amistad les permitirá superar cualquier obstáculo. ¿Qué les pasará al final?" - preguntó su mamá.

En ese momento, Lila se detuvo a pensar.

"Creo que la princesa y el dragón deben regresar al castillo, pero no como antes. Ahora, ellos son los héroes de su propia historia y todos deben ser parte de su aventura" - respondió ella.

Y así, mientras la luna se alzaba en el cielo, Lila entendió que la magia de la noche no solo eran los mimos de su mamá, sino también las historias que podían crear juntas.

"Mamá, estoy tan feliz de contar historias contigo. La noche es mágica porque nos da espacio para soñar" - dijo Lila abrazando a su mamá.

"Y lo mejor es que podemos seguir soñando y creando nuevas aventuras en cada noche que compartamos" - respondió su mamá, dándole un suave beso en la frente.

Desde entonces, cada noche era una nueva aventura. Lila no solo esperaba los mimos, sino que ansiaba crear un nuevo mundo donde la princesa no solo era un personaje que soñaba, sino un héroe con quien podía identificarse. Al final, comprendió que espera era parte de algo mucho más grande: el poder de su imaginación y la conexión con su mamá. Y de esta manera, cada noche se convirtió en una oportunidad para explorar, contar historias y, por supuesto, disfrutar de esos maravillosos mimos que tanto le encantaban.

FIN.

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