La Noche de los Recuerdos
Era una noche oscura y llena de estrellas en el pequeño pueblo de Villa Esperanza. Jimena, Teo y Samuel se encontraban en la plaza, donde se celebraba la Noche de los Recuerdos, un evento especial donde todos recordaban a sus seres queridos que habían partido. Aunque estaban un poco inquietos, la curiosidad los llevó a explorar lo que podría ser una noche mágica.
"¿Y si encontramos algo sorprendente?" - dijo Teo, con una chispa de emoción en sus ojos.
"Pero, ¿y si nos asustamos?" - respondió Samuel, un poco nervioso.
"No, no. Solo será un recuerdo bonito. ¡Vamos!" - aseguró Jimena, animando a sus amigos.
Mientras caminaban por el parque, escucharon un susurro que provenía de un viejo árbol. Los tres se miraron sorprendidos:
"¿Escucharon eso?" - preguntó Samuel, sintiendo un escalofrío.
"Sí, vamos a ver qué es" - respondió Jimena, decidida a enfrentarse al misterio.
Al acercarse al árbol, vieron que había una pequeña puerta oculta entre las ramas. Jimena, sin pensarlo dos veces, la abrió y encontró una escalera que bajaba a una cueva iluminada por luces de colores.
"¡Wow! ¿Adónde creés que lleva?" - preguntó Teo con asombro.
"Solo hay una forma de averiguarlo" - dijo Jimena, siendo la más aventurera.
Bajaron por la escalera y se encontraron en un lugar maravilloso lleno de figuras que representaban a los seres queridos que habían partido. Cada figura contaba una historia a través de luces y música.
"Mirá, esa es la abuela de Pablo, me parece." - dijo Teo, apuntando a una figura que danzaba con alegría.
"¿Ves? No da miedo, es hermoso. Ellos solo quieren que los recordemos con amor" - aseguró Jimena, sonriendo.
De repente, un viento sopló y las luces comenzaron a parpadear.
"¡¿Qué está pasando? !" - exclamó Samuel, atemorizado.
"No hay de qué preocuparse, quizás es parte del espectáculo" - las tranquilizó Jimena.
Las figuras comenzaron a acercarse, y Jimena, Teo y Samuel se dieron cuenta de que eran las representaciones de algunos personajes históricos del pueblo.
"Bienvenidos, niños" - dijo una figura, que resultó ser un antiguo maestro del pueblo.
"Nosotros estamos aquí para celebrar los recuerdos y enseñaros sobre la importancia de recordar con alegría".
"Pero, ¿y si no recordamos bien?" - preguntó Samuel, un poco dudoso.
"Todos recordamos de manera diferente, lo importante es que lo hagamos desde el corazón" - respondió la figura, mientras las luces mostraban historias de risas, amor y amistad.
Los niños comenzaron a compartir sus propios recuerdos, y cada uno habló sobre lo que habían aprendido de sus seres queridos.
"Yo recuerdo cuando mi abuelo me enseñó a andar en bicicleta" - dijo Teo, con una sonrisa.
"Y yo cuando mi mamá me contó historias de su infancia" - agregó Jimena.
Samuel, sintiendo el calor de esos recuerdos, finalmente dijo:
"Yo recuerdo una vez que mi abuela me hizo tortas fritas en una tarde de lluvia. ¡Eso me hacía tan feliz!".
Las figuras aplaudieron y las luces brillaron aún más.
"Ves, cada recuerdo trae alegría. ¡Ahora es tiempo de celebrar!" - dijo la figura del maestro, y comenzó a sonar música alegre.
Los tres amigos comenzaron a bailar y reír, dejando atrás el miedo que sentían al principio.
"Esto es increíble, ¡me encanta!" - exclamó Jimena.
"Nunca pensé que recordar podría ser tan divertido" - confesó Samuel, ahora resoluto.
Cuando la fiesta terminó, las figuras les dieron a cada uno un pequeño objeto: una piedra brillante, un trozo de tela colorida y un dibujo especial.
"Estos son recuerdos para que siempre se sientan cerca de nosotros, como si nunca se hubieran ido" - dijeron al despedirse.
Los niños subieron la escalera y regresaron a la plaza. Aunque era de noche, se sentían alegres y contentos.
"No fue para nada aterrador, fue maravilloso" - dijo Teo.
"Sí, cada recuerdo trae luz a nuestro corazón" - finalizó Jimena, sonriendo.
Y así, con el alma llena de amor y risas, los tres volvieron a casa con sus recuerdos, felices de haber vivido una experiencia inolvidable en la mágica Noche de los Recuerdos. Ahora sabían que el amor de aquellos que habían partido siempre los acompañaría, iluminando su camino y llenando sus corazones de alegría.
FIN.