La Noche de los Susurros



Era una noche oscura en el pequeño pueblo de Luz de Luna. Las estrellas apenas podían asomarse entre las nubes que cubrían el cielo. En el centro del pueblo, estaba la antigua biblioteca, un lugar que todos evitaban después del atardecer, pues se decía que, en su interior, existían libros que susurraban secretos y cuentos de criaturas fantásticas.

Una noche, un grupo de tres amigos: Sofía, Tomás y Lucas, decidió aventurarse a explorar la biblioteca. Sofía tenía un gran amor por las historias, Tomás era un valiente, y Lucas siempre estaba dispuesto a seguir a sus amigos.

- “¿Están seguros de que quieren entrar? ” - preguntó Lucas, algo nervioso.

- “Vamos, no hay nada de qué temer. Solo son cuentos.” - respondió Sofía mientras abría la puerta chirriante.

Al entrar, un aire helado recorrió sus cuerpos.

- “¡Brrr! ¿No sienten eso? ” - dijo Tomás, mirando alrededor.

- “Es solo el aire. Miren cuántos libros hay.” - afirmó Lucas, intentando esconder su miedo.

Mientras comenzaban a explorar, notaron que algunos libros estaban abiertos, mostrando ilustraciones de monstruos x una mezcla de colores encantados.

- “¡Miren eso! ” - exclamó Sofía. - “¡Es un dragón! ”

De repente, un susurro lleno de misterio invadió la habitación.

- “Vengan, vengan…” - decía una voz tenue, como si los libros mismos los llamaran.

- “¿Quién está ahí? ” - preguntó Tomás, sin poder ocultar su temor.

- “Soy el guardián de las historias. Solo los valientes pueden descubrir los secretos de esta biblioteca.” - respondió la voz.

Sofía, intrigada, insistió: - “¿Qué secretos? ”

- “Las historias que habitan estos libros pueden cobrar vida, pero debes ser cuidadoso. No todos los cuentos son amables.” - advirtió el guardián.

Tomás, que se sentía más decidido, tomó un libro de la estantería que brillaba con una luz extraña. Al abrirlo, un dragón enorme salió disparado de las páginas, llenando la sala con un resplandor mágico.

- “¡Cuidado! ” - gritó Lucas mientras se refugiaba detrás de un estante.

- “No hay de qué asustarse. ¡Es un dragón de papel! ” - dijo Sofía con emoción mientras el dragón danzaba en el aire, creando un espectáculo de luces.

Sin embargo, tras los destellos, aparecieron sombras alargadas que comenzaron a acechar a los tres amigos.

- “¿De qué son estas sombras? ” - preguntó Tomás, contrariado.

- “Son las historias olvidadas, aquellas que están llenas de tristeza.” - dijo la voz del guardián. - “Sólo pueden ser liberadas con valentía y amistad.”

Sofía recordó una leyenda que había leído sobre cómo cada sombra podía convertirse en luz si alguien contaba una historia valiente.

- “¡Hagamos algo! Contemos nuestras historias, nuestras dudas y nuestros miedos. Tal vez así las sombras se conviertan en luz.” - sugirió Sofía.

- “Yo empiezo…” - dijo Tomás. Contó acerca de su miedo a no ser lo suficientemente valiente.

- “Y yo…” - continuó Sofía, compartiendo su deseo de ver un mundo lleno de aventuras.

Por último, Lucas, aún temblando, dijo: - “Yo tengo miedo de perder a mis amigos, pero los quiero y quiero que tengamos aventuras juntos.”

Con cada historia que contaban, las sombras empezaron a desvanecerse, y en su lugar, aparecieron hermosas luces de colores que llenaron la biblioteca. Los libros comenzaron a brillar, y los susurros se transformaron en risas.

- “¡Lo lograron! Han liberado las historias olvidadas. Recuerden, siempre que tengan miedo, acuérdense del poder de la amistad y la valentía.” - dijo el guardián sonriente, mientras desaparecía entre los libros.

Los tres amigos, llenos de felicidad y valor, salió de la biblioteca, ahora iluminada y acogedora. El pueblo de Luz de Luna nunca volvería a ser el mismo.

- “¡Qué aventura! ” - exclamó Tomás. - “No puedo esperar a que nuestros amigos nos escuchen.”

- “¡Sí! La valentía y la amistad siempre ganan, incluso en la oscuridad.” - concluyó Sofía, mientras miraba al cielo estrellado, esta vez lleno de posibilidades.

Y así, esa noche, el pequeño pueblo aprendió que, incluso en los momentos más oscuros, la amistad puede iluminar el camino.

Desde entonces, la biblioteca se convirtió en un lugar especial donde todos los cuentos eran bienvenidos, y las sombras nunca más volvieron a asustar a nadie.

FIN.

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