La noche en el bosque perdido


Había una vez una niña llamada Romina, a la que le encantaba aventurarse en el bosque cercano a su casa. Un día, mientras recogía flores, se adentró demasiado en el bosque y cuando quiso regresar, descubrió que se había perdido.

La noche caía y Romina comenzó a sentir miedo. Decidió buscar un lugar donde pasar la noche, para lo cual se refugió debajo de un árbol. De repente, escuchó un pequeño ruido y al acercarse, encontró a un mapache asustado.

-¿Estás perdida? -preguntó el mapache. -Sí, me perdí al atardecer -respondió Romina con voz temblorosa. El mapache le explicó que él conocía cada rincón del bosque y que la ayudaría a encontrar su camino a casa.

Juntos emprendieron la búsqueda, sorteando desafíos como cruzar un arroyo y escalar una colina. Mientras caminaban, el mapache le enseñaba a Romina cómo reconocer las constelaciones en el cielo nocturno.

Finalmente, después de un arduo camino, lograron salir del bosque y Romina pudo abrazar a sus padres, quienes estaban muy preocupados.

A partir de esa noche, Romina aprendió a no adentrarse tan lejos en el bosque, pero también aprendió que la oscuridad no tiene por qué ser aterradora si se tiene el coraje de enfrentarla.

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