La noche espeluznante en la pizzería



Era una noche oscura y tranquila en el pueblo de Villa Risas. Freddi, un pequeño y valiente ratón de pelaje gris, y Bonnie, una alegre y curiosa coneja de orejas largas, habían explorado todo el pueblo, pero siempre sentían que había algo especial en la vieja pizzería abandonada.

"¡Vamos, Bonnie!" - dijo Freddi con entusiasmo. "Quiero ver si se pueden encontrar algunas historias interesantes en ese lugar".

Bonnie, aunque un poco asustada, decidió acompañar a su amigo. Entraron a la pizzería y el aire fresco de la noche se sentía dentro. El lugar estaba lleno de sombras, con mesas cubiertas de polvo y un gran horno de leña al fondo.

"Esto parece un escenario de película de terror" - comentó Bonnie, mirando a su alrededor con los ojos bien abiertos.

"¡Exacto!" - respondió Freddi riendo. "Y si nos asustamos un poco, ¡podemos divertirnos haciéndole bromas a los vigilantes de seguridad que están afuera!".

Ambos compañeros planearon cómo asustar a los vigilantes que patrullaban la pizzería. Prepararon algunos trucos: una sombra que saldría de la esquina, un sonido brusco de metal, y hasta algunas risitas escondidas entre las mesas.

Mientras se preparaban, escucharon un ruido. Freddi se asomó por una ventana rota y vio a los vigilantes.

"Mirá, Bonnie. Ahí están" - susurró mientras señalaba.

"¿Crees que realmente funcione?" - preguntó Bonnie con un poco de duda.

"¡Claro que sí!" - dijo Freddi decidido. "Solo tenemos que ser creativos".

Decididos a llevar a cabo su plan, Freddi y Bonnie comenzaron a hacer ruidos extraños, como si algo se moviera entre las mesas.

Un vigilante miró hacia atrás, intrigado.

- “¿Qué fue eso? ” - preguntó el primero, con un gesto de desconcierto.

El segundo vigilante se rió.

- “No puede ser nada... ¿Serán ratones? ” - bromeó.

Cuando los dos amigos sintieron que su plan funcionaba, decidieron llevarlo un paso más allá. Bonnie, con su rápido salto, hizo un ruido al caer entre las mesas, mientras Freddi se escondía detrás del horno. Cuando los vigilantes se acercaron a investigar, ambos compañeros empezaron a reír.

- “¡Boo! ” - gritaron al unísono, saltando de sus escondites.

Pero en lugar de asustarse, los vigilantes comenzaron a reír también.

- “¡Ustedes son unos pequeños traviesos! ” - dijo uno de ellos entre risas. - “Siempre pensé que la pizzería estaba embrujada, pero parece que solo hay dos amiguitos jugando”.

Freddi y Bonnie se miraron, sorprendidos por la reacción.

- “¿No estaban asustados? ” - preguntó Bonnie con curiosidad.

- “¡Para nada! ” - respondió uno de los vigilantes. - “Nos encanta lo divertido. Este lugar ha estado vacío por mucho tiempo. A veces, es bueno ver un poco de alegría en él”.

En ese momento, Freddi y Bonnie comprendieron que su intención de asustar no estaba haciendo feliz a nadie.

"Tal vez haya otras formas de divertirnos aquí" - dijo Freddi. "¿Y si hacemos una fiesta de pizza en lugar de asustar a la gente?".

- “¡Eso sería genial!" - respondió Bonnie con entusiasmo.

Así, Freddi y Bonnie decidieron ayudar a los vigilantes a limpiar la pizzería, y juntos, organizaron una pequeña fiesta de pizza. Invitaron a todos los vecinos del pueblo, creando un evento lleno de risas, música, y, por supuesto, ¡mucha pizza!

Desde entonces, la pizzería dejó de ser un lugar abandonado y se convirtió en el mejor rincón de Villa Risas, donde todos los niños podían disfrutar juntos. Freddi y Bonnie aprendieron que no siempre hay que asustar a los demás para divertirse; a veces, lo mejor es compartir alegría y buenos momentos.

Así, la pizzería se llenó de voces alegres, risas, y deliciosas rebanadas de pizza, y Freddi y Bonnie se hicieron amigos de los vigilantes, creando un vínculo que los llevó a muchas más aventuras en el futuro. ¿Y así es como dos amigos traviesos descubrieron que la alegría compartida es el mejor tipo de diversión!

FIN.

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