La noche estrellada



La noche estaba estrellada y Pedro no podía conciliar el sueño. Se levantó de su cama y decidió buscar a su hermano mayor, Pablo, para hacerle una pregunta que lo tenía intrigado desde hacía tiempo.

Pedro encontró a Pablo en su habitación, leyendo un libro sobre astronomía. Se acercó tímidamente y le dijo:- Pablo, ¿puedo preguntarte algo? Pablo levantó la mirada del libro y sonrió. - Claro que sí, Pedro.

¿Qué quieres saber? Pedro se sentó junto a su hermano en la ventana y señalando al cielo preguntó:- Quiero saber cómo se formaron la luna, el sol y las estrellas. Siempre me he preguntado de dónde vienen. Pablo reflexionó por un momento antes de responder.

- Bueno, Pedro, hay muchas teorías científicas sobre eso. Pero déjame contarte una historia que escuché una vez. Te advierto que es solo una historia imaginaria, pero puede ayudarnos a entender mejor.

Pedro asintió emocionado y esperó ansioso por escuchar la historia de su hermano. - Hace mucho tiempo -comenzó Pablo-, cuando el universo todavía estaba en formación, había un ser mágico llamado Estelina. Ella era responsable de crear todas las estrellas del cielo nocturno.

Los ojos de Pedro brillaron con curiosidad mientras escuchaba atentamente cada palabra de Pablo. - Un día -continuó-, Estelina decidió crear algo diferente: quería darle luz al mundo durante el día también. Así fue como nació Solito, el sol.

Él era tan brillante y cálido que iluminaba todo a su paso. - ¿Y qué pasó con la luna? -preguntó Pedro impaciente. Pablo sonrió y continuó con su relato.

- La luna, mi querido Pedro, fue creada por Estelina para acompañar al sol durante la noche. Ella le dio un brillo especial que reflejaba la luz del sol, permitiendo que las noches fueran menos oscuras y más mágicas. Pedro se quedó pensativo por un momento antes de hacer otra pregunta.

- Pero Pablo, ¿cómo es posible que haya tantas estrellas en el cielo? Pablo rió suavemente y respondió:- Bueno, Estelina tenía muchos ayudantes pequeñitos llamados Estelinis.

Ellos eran los encargados de llevar las estrellas al cielo y colocarlas en su lugar. Cada una de ellas representa una historia o un deseo hecho realidad. Pedro suspiró emocionado mientras imaginaba a los Estelinis trabajando diligentemente en el cielo nocturno.

- Entonces -dijo finalmente-, cada vez que veo una estrella, puedo pensar en algo bonito o pedir un deseo. Pablo asintió con una sonrisa orgullosa. - Exactamente, hermanito. Las estrellas están ahí para recordarnos lo maravillosos que pueden ser nuestros sueños si creemos en ellos y trabajamos duro para alcanzarlos.

Pedro abrazó a su hermano mayor con cariño y dijo:- Gracias por contarme esta historia tan bonita, Pablo. Ahora entiendo mejor cómo se formaron la luna, el sol y las estrellas.

Y también sé que siempre puedo soñar y hacer realidad mis deseos. Los dos hermanos se quedaron mirando el cielo estrellado, llenos de esperanza y sueños por descubrir.

Aunque Pedro aún no había encontrado respuesta a todas sus preguntas, sabía que la magia del universo le estaba guiando en su búsqueda del conocimiento y la imaginación. Y así, juntos, Pedro y Pablo continuaron observando las maravillas del cielo nocturno, mientras las estrellas brillaban con fuerza recordándoles que nunca debían dejar de soñar.

FIN.

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