La noche estrellada de Benito y Lila



Había una vez un pequeño conejito llamado Benito que vivía en un bosque encantado. Benito era muy valiente y siempre estaba dispuesto a explorar nuevos lugares, pero tenía un gran miedo a la oscuridad.

Cada noche, cuando el sol se ocultaba y las estrellas empezaban a brillar en el cielo, Benito sentía cómo su corazón se aceleraba y sus patitas temblaban.

No importaba cuánto intentara convencerse de que no había nada malo en la oscuridad, su miedo siempre ganaba. Un día, mientras caminaba por el bosque con su amiga Lila, una mariposa de colores brillantes, Benito le confesó su miedo.

Lila escuchó atentamente y luego dijo: "Benito, entiendo tu temor, pero te aseguro que la oscuridad no es tan aterradora como parece. De hecho, puede ser muy hermosa". Benito frunció el ceño y preguntó: "¿Cómo puede ser hermosa algo que no puedo ver?"Lila sonrió y respondió: "Vamos a hacer una pequeña aventura juntos esta noche.

Te mostraré lo maravillosa que puede ser la oscuridad". Esa noche, cuando llegó la hora de dormir y todo estaba oscuro afuera de la madriguera de Benito, él comenzó a sentir ese familiar miedo en su interior.

Pero recordando las palabras de Lila, decidió enfrentarlo. "Solo tengo que dar un paso fuera", pensó para sí mismo mientras respiraba profundamente. Y así lo hizo.

Una vez afuera de la madriguera, notó cómo los sonidos del bosque se volvían más intensos. Escuchaba el croar de las ranas y el aleteo de los murciélagos.

A medida que sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, comenzó a ver las siluetas de los árboles y las formas misteriosas que aparecían en la noche. "-Lila, esto es increíble", susurró Benito emocionado. "-¿No te lo dije? La oscuridad puede ser mágica", respondió Lila con una sonrisa. Benito y Lila continuaron su aventura nocturna explorando el bosque oscuro.

Descubrieron luciérnagas iluminando el camino con destellos brillantes, estrellas fugaces cruzando el cielo y hasta una fiesta sorpresa organizada por los animales nocturnos. A medida que pasaban las horas, Benito empezó a sentirse más cómodo en la oscuridad.

Su miedo se desvanecía lentamente mientras disfrutaba de todas las maravillas que la noche tenía para ofrecerle. Finalmente, cuando amaneció y los primeros rayos del sol iluminaron el bosque, Benito miró a Lila con gratitud en sus ojitos. "-Gracias, Lila.

Ahora sé que no hay nada malo en la oscuridad. Es solo un nuevo mundo por descubrir". Lila asintió felizmente y dijo: "-Estoy orgullosa de ti, Benito. Nunca permitas que tus miedos te impidan disfrutar de nuevas experiencias".

Desde aquel día, Benito dejó atrás su miedo a la oscuridad. Aprendió a apreciar la belleza de las noches estrelladas y se convirtió en un explorador intrépido del bosque encantado, siempre dispuesto a descubrir nuevos secretos.

Y así, con valentía y amistad, Benito demostró que los miedos pueden superarse si nos atrevemos a enfrentarlos. Porque, al final del día, cada temor es solo una oportunidad para crecer y descubrir algo nuevo sobre nosotros mismos.

FIN.

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