La Noche Estrellada en la Montaña



Había una vez en la selva un tigre llamado Montaña, que vivía en lo más profundo de la jungla. A pesar de ser fuerte y valiente, tenía un gran temor: la noche.

Cada vez que caía el sol, Montaña se escondía asustado bajo las hojas de los árboles. Un día, mientras Montaña caminaba por la selva, escuchó un llanto proveniente de detrás de unos arbustos. Con curiosidad, se acercó y descubrió a una niña pequeña llamada Miedo.

La niña estaba muy triste y tenía miedo de todo lo que le rodeaba. Montaña decidió ayudar a Miedo a superar sus miedos y le dijo con voz amable: "No te preocupes, pequeña Miedo. Estoy aquí para protegerte".

Desde ese momento, se convirtieron en amigos inseparables. Juntos comenzaron su aventura por la selva. Durante el día, Montaña enseñaba a Miedo sobre los animales y plantas que habitaban allí.

Le mostraba cómo trepar árboles altos como monos e imitar el canto de las aves. Sin embargo, cuando llegaba la noche, Miedo volvía a sentirse insegura y temerosa. Montaña intentaba consolarla diciendo: "No tengas miedo de la oscuridad, es solo otra parte del día".

Pero esto no era suficiente para tranquilizarla. Una noche oscura mientras caminaban por el bosque, escucharon un ruido extraño proveniente del interior de una cueva cercana. Intrigados pero asustados al mismo tiempo, decidieron investigar.

Al acercarse, vieron que el ruido provenía de un pequeño búho llamado Nocturno. Nocturno también tenía miedo de la oscuridad y siempre se quedaba en su cueva para evitarla.

Montaña y Miedo se dieron cuenta de que no estaban solos en su temor y decidieron ayudar a Nocturno a superarlo. "Nocturno, no debes tener miedo de la oscuridad", dijo Montaña con voz serena. "Es solo una oportunidad para descubrir cosas nuevas y maravillosas". Miedo añadió: "Así es, Nocturno.

Siempre estaremos juntos para enfrentar nuestros miedos". Los tres amigos pasaron toda la noche explorando la selva en completa oscuridad.

Descubrieron que las luciérnagas iluminaban el camino como estrellas brillantes, los grillos cantaban hermosas melodías nocturnas y los animales nocturnos tenían sus propias formas únicas de vivir. Con cada nueva experiencia, Miedo comenzó a perder poco a poco su miedo a la noche. Aprendió que incluso cuando todo parece oscuro y desconocido, siempre hay belleza y aventura esperándola.

A medida que pasaba el tiempo, Miedo ya no tenía tanto temor cuando caía la noche. Había aprendido a apreciar las maravillas ocultas del mundo nocturno gracias a sus amigos Tigre Montaña y Búho Nocturno.

Desde ese día en adelante, Montaña, Miedo y Nocturno siguieron siendo inseparables. Juntos exploraron cada rincón de la selva sin importar si era de día o de noche, siempre recordando que el miedo no debe controlar nuestras vidas.

Y así, la valentía y amistad de Tigre Montaña enseñaron a Miedo a superar sus temores y encontrar la belleza incluso en los momentos más oscuros.

FIN.

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