La Noche Mágica de Halloween
Era una oscura noche de Halloween en el pequeño pueblo de Castañita. Las calabazas brillaban con luces naranjas, y los niños, disfrazados de criaturas fantásticas, recorrían las calles pidiendo caramelos. Pero había un secreto que pocos conocían: en una antigua casa de esquina, vivía una brujita buena llamada Lila.
Lila no era una bruja cualquiera. Tenía un corazón tan grande como su sombrero puntiagudo. Siempre trataba de ayudar a los demás, y sobre todo, a los fantasmas que solían merodear por el pueblo.
"¡Ay, ay, ay!" - decía el fantasma Flapi, mientras flotaba desanimado en la sala de Lila. "Nadie me hace caso. Siempre huyen al verme. ¿Por qué no puedo ser amigable?"
"No te preocupes, Flapi. Quizás hoy sea un buen día para demostrarles que sos un fantasma amistoso. ¡Es Halloween!" - le respondió Lila con una sonrisa.
Esa noche, mientras los niños pedían dulces, Lila decidió ayudarte a Flapi a volverse el fantasma más querido del pueblo. Juntas hicieron un plan. Lila le enseñó a Flapi una sorpresa.
"Vamos a hacer caramelos que brillen en la oscuridad. Así, cuando aparezcas, los chicos no solo verán un fantasma, sino también dulces luminosos que los atraerán hacia vos" - propuso Lila, emocionada.
Flapi se iluminó con la idea.
"¿Crees que funcione?" - preguntó inseguro.
"¡Por supuesto! Solo tenemos que añadir un poco de magia a la mezcla. Es Halloween, y todo es posible en esta noche mágica" - aseguró Lila mientras agitaba su varita.
Los dos se pusieron a trabajar, mezclando polvo de estrellas, esencia de risas y un poco de su magia especial. Cuando finalmente probaron los caramelos, brillaban como el sol.
Con la bolsa llena de caramelos brillantes, Lila y Flapi se dirigieron al pueblo. Nervioso, Flapi flotaba junto a Lila mientras ella lo alentaba.
"Recuerda, solo tienes que sonreír y ofrecerles un caramelo. No tengas miedo" - dijo Lila mientras tocaban la puerta de la primera casa.
Al abrir, una niña disfrazada de princesa miró a Flapi con curiosidad en vez de miedo.
"¡Hola! ¿Eres un fantasma?" - preguntó la niña, sorprendida.
"¡Sí! Pero soy un fantasma bueno" - respondió Flapi tímidamente, mientras ofrecía un caramelo.
La niña sonrió y tomó el caramelo luminoso.
"¡Qué lindo!" - exclamó, y rápidamente llamó a sus amigos. "¡Vengan a ver!"
Pronto, otros niños se acercaron, atraídos por la idea de caramelos que brillan. Flapi, lleno de confianza, se acercó a ellos.
"¡Hola a todos!" - dijo, tratando de sonar amistoso.
Los niños comenzaron a reír y a disfrutar de los caramelos.
"¿Puede venir a jugar con nosotros?" - preguntó un niño vestido de superhéroe.
Flapi, emocionado, empezó a sentir que ya no era un fantasma solitario.
"¡Sí! Me encantaría" - respondió.
Así, la noche continuó, con Lila y Flapi haciendo amigos por todas partes. Sin embargo, cuando la luna estaba en su punto más alto, un viento fuerte comenzó a soplar, trayendo consigo a un grupo de fantasmas que querían hacer travesuras.
"¡Rápido, Lila!" - gritó Flapi. "No pueden enterarse de que soy amistoso. Podrían asustar a los niños!"
Lila rápidamente conjuró un hechizo.
"No temas, Flapi. ¡Vamos a pararlos!" - dijo, y juntos se enfrentaron a los fantasmas traviesos.
"¡Es Halloween, y no se trata de asustar, sino de compartir y hacer amigos!" - dijo Lila, con autoridad.
Los fantasmas, sorprendidos, se detuvieron.
"¿Pero quién eres?" - preguntó el fantasma líder, con voz grave.
"Soy Lila, la brujita buena, y él es mi amigo Flapi. ¡Hoy celebramos la amistad!" - respondió con alegría.
Los fantasmas, intrigados, comenzaron a entender el mensaje de Lila.
"Pero siempre hemos sido famosos por asustar..." - murmuró uno de ellos.
"No tiene que ser así. ¡Pueden ser parte de la fiesta! ¡Hoy puede ser un día para aprender a hacer amigos!" - los animó Lila.
Finalmente, los fantasmas decidieron unirse a la celebración, y todos pasaron una noche llena de risas, caramelos y nuevas amistades. Flapi ya no era un fantasma solitario, sino un héroe del Halloween.
"Gracias, Lila. Nunca olvidaremos esta noche mágica" - le dijo Flapi, lleno de gratitud.
Y con el corazón lleno de alegría, Lila sonrió sabiendo que todos, incluso los fantasmas, podían encontrar amistad en la celebración de Halloween.
FIN.