La noche mágica en el bosque encantado
Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, donde los niños siempre escuchaban historias sobre un misterioso lugar conocido como el Claro Brillante. Se decía que allí ocurrían cosas extrañas por la noche, como luces que danzaban entre los árboles y suaves susurros que parecían llamar a aquellos que osaban aventurarse.
Un grupo de amigos, conformado por Valentina, Tomás y Lucas, decidió que era tiempo de descubrir la verdad tras esos relatos.
"¿Vamos al Claro Brillante esta noche?" - propuso Valentina, con los ojos brillando de emoción.
"No sé si es buena idea..." - dudó Tomás, recordando historias de encuentros con criaturas mágicas.
"Vamos, va a ser una gran aventura" - insistió Lucas.
Con un poco de reticencia, Tomás se unió a ellos. Con linternas en mano, los tres se adentraron en el bosque bajo el manto de la luna. Al llegar al Claro Brillante, se sorprendieron al ver que realmente había luces danzando. Sin embargo, cuando se acercaron, las luces comenzaron a moverse lejos de ellos, llevándolos cada vez más adentro del bosque.
"¿Qué es eso?" - preguntó Tomás, asustado.
"No lo sé, pero tenemos que seguirlas… ¡puede ser algo increíble!" - exclamó Valentina.
"No estoy tan seguro... tal vez deberíamos volver" - sugirió Tomás, pero Lucas lo convenció.
Al seguir las luces, llegaron a un lugar donde un árbol enorme, con ramas que chorreaban luces de colores, parecía cobrar vida. Pero de repente, el ambiente cambió y una sombra oscura apareció. A pesar del miedo, Valentina dio un paso al frente.
"¿Quién eres?" - preguntó con valentía.
"Soy el Guardián de los Sueños" - respondió la sombra con voz profunda, "y he estado esperándo-los.
Los niños se miraron confundidos.
"¿Esperándonos?" - preguntó Lucas.
"Sí. Muchas veces, solo se necesita de un poco de valentía para descubrir lo que realmente importa. Por eso he traído a las luces, para guiarlos.
Los niños, llenos de curiosidad, se acercaron más.
"¿Qué es lo que necesitamos descubrir?" - inquirió Valentina.
"La amistad, la confianza y el valor para enfrentar lo desconocido" - dijo el Guardián, haciendo que las luces comenzaran a brillar aún más.
De repente, el lugar se iluminó y los niños sintieron cómo sus miedos se desvanecían. Crecieron en valía y se dieron cuenta de que lo desconocido no era algo que temer, sino una oportunidad para aprender y crecer juntos.
"Gracias, amigo" - dijo Tomás, ahora más tranquilo.
"Prometemos no tener miedo a lo que no conocemos" - agregó Lucas, lleno de orgullo.
"Y siempre seremos valientes juntos" - finalizó Valentina.
El Guardián sonrió.
"Eso es lo que quería que entendieran. La amistad y el coraje son más poderosos que el miedo. Recuerden siempre que las luces siempre están ahí, incluso en la oscuridad.
Con un giro de su mano, el Guardián hizo que las luces formaran un camino de regreso. Los niños regresaron a casa sintiéndose más valientes y unidos.
Desde esa noche, el Claro Brillante dejó de ser un lugar de terror y se convirtió en un símbolo de aventura y amistad. Y así, Valentina, Tomás y Lucas aprendieron que el verdadero poder reside en su coraje y en el apoyo mutuo.
FIN.