La noche mágica en el decimo piso

En un edificio alto y gris, en el décimo piso, vive un niño llamado Mateo. Mateo es negro y tiene el cabello crespo que le gusta peinar como si fueran las olas del mar.

Una noche, mientras Mateo estaba acostado en su cama mirando por la ventana, algo muy extraño sucedió. Una jirafa alta, con manchas marrones y un cuello larguísimo, asomó su cabeza por la ventana. Mateo se frotó los ojos, ¡no podía ser real! Pero sí lo era.

La jirafa, llamada Carlota, lo miró con sus ojos tiernos y le habló con una voz suave y amigable.

- ¡Hola Mateo! Mi nombre es Carlota, ¡y hoy te traigo una sorpresa! Quisiera invitarte a conocer a mis amigos del zoológico vecino. Tengo un pase especial que nos permite visitarlos en la noche. ¡Será emocionante! Sin dudarlo, Mateo agarró la mano de Carlota y juntos salieron por la ventana, deslizándose por el cuello largo de la jirafa.

Al llegar al zoológico, Carlota presentó a sus amigos: dos monos juguetones, un hipopótamo risueño, un cerdo curioso, un elefante amistoso, un canguro saltarín, y un león majestuoso. Todos le dieron la bienvenida calurosamente a Mateo.

Durante la noche, recorrieron el zoológico y vivieron aventuras emocionantes.

Jugaron a las escondidas con los monos, nadaron con el hipopótamo, bailaron con el cerdo, escucharon historias fascinantes del elefante, saltaron en el trampolín del canguro, y observaron con asombro al león mientras contaba sus hazañas en la selva. Al final de la noche, todos se sentaron en círculo bajo la luz de la luna y compartieron sus sueños y deseos.

Mateo les habló sobre su deseo de volar como un pájaro, y todos lo animaron a nunca dejar de perseguir sus sueños. Al amanecer, Mateo regresó a su casa con el corazón lleno de alegría y amistad. Desde esa noche, cada vez que miraba por la ventana, sonreía al recordar su increíble aventura en el zoológico.

Y aunque algunos pensaran que era solo un sueño, para Mateo, esa noche fue real y lo inspiró a nunca dejar de soñar y explorar el mundo que lo rodea.