La Nube Mágica



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una nube muy especial. Esta nube se llamaba Encantadora y tenía la habilidad de hacer realidad los sueños de las personas.

Un día, Encantadora decidió bajar del cielo para conocer a los habitantes del pueblo. A medida que iba pasando por las calles, la gente comenzaba a notar su presencia y se maravillaban al verla. Todos querían tocarla y pedirle deseos.

En ese momento apareció Martina, una niña curiosa y valiente. Martina había escuchado sobre la Nube Encantadora y estaba emocionada por conocerla.

Corrió hacia donde se encontraba la nube y le dijo:"¡Hola, Nube Encantadora! Mi nombre es Martina ¿Puedes concederme un deseo?"Encantadora sonrió y respondió:"¡Claro que sí! Pero primero cuéntame qué es lo que más deseas". Martina pensó por un momento y dijo:"Mi mayor deseo es que en mi escuela todos sean amables entre sí.

"Encantadora asintió con alegría y le explicó a Martina cómo podía ayudarla a cumplir su deseo. Le pidió que hablara con sus amigos de la importancia de ser amables unos con otros.

Martina siguió el consejo de Encantadora e invitó a sus amigos a formar un grupo llamado "Los Amigos Bondadosos". Juntos decidieron realizar actos de bondad cada día en el colegio: ayudarse mutuamente en los deberes, compartir juguetes e incluso dar palabras de aliento cuando alguien estaba triste. El cambio en la escuela fue asombroso.

Los niños se sentían más felices y seguros al saber que tenían amigos que los apoyaban. Los profesores también notaron la diferencia y el ambiente de la escuela se volvió aún más cálido y acogedor.

Martina estaba feliz de ver cómo su deseo se había hecho realidad gracias a Encantadora. Pero no quería detenerse allí, tenía otra idea en mente.

Un día, Martina le preguntó a Encantadora:"Nube Encantadora, ¿podrías ayudarme a cumplir otro deseo?"Encantadora respondió con entusiasmo:"¡Por supuesto! Dime cuál es tu deseo esta vez". Martina pensó un momento y dijo:"Me gustaría que todos los árboles del pueblo estuvieran llenos de frutas para que nadie pase hambre.

"Encantadora sonrió y le dio a Martina una semilla mágica. Le explicó que debía plantarla en el jardín de su casa y cuidarla con amor. La semilla crecería rápidamente y daría frutos abundantes. Martina siguió las indicaciones al pie de la letra.

Cada día regaba la semilla con cariño y pronto vio cómo brotaba un hermoso árbol cargado de deliciosas frutas.

La noticia sobre el árbol mágico se extendió por todo el pueblo y pronto cada hogar tenía su propio árbol lleno de frutas frescas para compartir con sus vecinos. Villa Esperanza se convirtió en un lugar próspero donde nadie pasaba hambre gracias al deseo cumplido por Martina y la ayuda de Encantadora.

La Nube Encantadora continuó su viaje por el mundo, ayudando a cumplir los deseos de otras personas. Pero siempre recordaría con cariño a Martina y Villa Esperanza como el lugar donde la amabilidad y la generosidad hicieron posible que los sueños se volvieran realidad.

FIN.

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